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Exposición fotográfica sobre la Revolución del 20 de octubre

Se trata de un acontecimiento trascendental en la historia de Guatemala. Lo mejor de la juventud, representada en el movimiento estudiantil, en patriótica unidad cívico-militar y con el notable liderazgo del joven oficial Jacobo Árbenz Guzmán, dieron al traste con la tenebrosa dictadura oligarca del general Jorge Ubico, dándose inicio a la época más progresista que ha tenido el país.

Cada año, sin embargo, nos va alejando de esa fecha histórica sin que se concreten plenamente las ansiadas y ya inaplazables reformas en Guatemala. Al contrario, las iniciativas de luchar contra la corrupción se han combatido desde el mismo Estado, Ejecutivo y Legislativo incluidos, con apoyo de oscuros sectores oligárquicos. De nuevo, hay que marcar la gran derrota guatemalteca en junio de 1954, cuando Estados Unidos, en alianza con los sectores más conservadores del país, abortaron un histórico proyecto de modernización. Se trataba de sacar al país del estado semifeudal y oligárquico para enrumbarlo a un capitalismo independiente.

Con frecuencia, sobre todo voces apologéticas de la larga dictadura de Ubico, resaltan algunas obras arquitectónica realizadas por este régimen. Se trata, sobre todo, de edificios en la capital como el Palacio Nacional, hoy llamado Palacio Nacional de la Cultura, también se nombra al de la Policía y al de Correos. Estas obras materiales, construidas en buena parte con el trabajo esclavizado de los prisioneros políticos, resultan monumentos que hablan de una época distante, cuando la autocracia dominaba plenamente la vida nacional y el régimen le daba importancia a los palacios pero no a las instituciones ni al desarrollo social. Tampoco a la infraestructura como el desarrollo vial y la producción de energía eléctrica. Fue Ubico un enemigo declarado de la organización popular, de los partidos políticos de oposición y de lo que en la actualidad conocemos como sociedad civil. Gobernó con mano dura, un eufemismo para señalar las numerosas ejecuciones extrajudiciales que se conocían como «la ley fuga».

Si se quisiera realmente documentar con material visual la época de Ubico, habría que dejar en paréntesis a los palacios construidos y mostrar la situación miserable en el campo, sin hospitales ni escuelas. Apostarle al desarrollo agrario fue el precio que la Revolución pagaría diez años después con la intervención norteamericana.

La Revolución de Octubre significó no solo un proceso inédito de grandes transformaciones sociales e institucionales en el siglo XX, sobre todo la Reforma Agraria y la promulgación del Código de Trabajo, sino que también produjo cambios y progresos fundamentales en la vida cultural del país.

La contrarrevolución del 54 no merecería mayor atención, si no fuera por los daños que hizo, aún irreparables, y el negativo impacto que causó al desarrollo social, moral y económico del país. Con la excusa sin base del comunismo y el apoyo del gobierno de Estados Unidos, aplastaron muchas de las conquistas sociales y anularon las leyes agrarias que hubieran evitado el conflicto interno que se iniciaría a comienzos de los sesenta. Con la desclasificación de documentos de la CIA se conoce hoy de sobra las estructuras del complot norteamericano y la traición local de los llamados «liberacionistas».

Oportunamente, Mario Vargas Llosa, Premio Nobel y escritor de derecha liberal democrática, ha llevado ahora a la ficción los dramáticos y trágicos sucesos de 1954, resaltando justamente la conspiración de la CIA. Debe agregarse y recordarse que el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, expresó hace 20 años un arrepentimiento, durante su visita a Centroamérica para discutir la ayuda norteamericana a las víctimas del huracán Mitch en marzo de 1999. Manifestó entonces públicamente su inconformidad con el papel intervencionista de Estados Unidos en Guatemala.

La presente exposición constituye un breve recorrido visual por el mismo proceso histórico vivido, desde la supremacía autoritaria del régimen ubiquista hasta la Revolución octubrina, que culminó con los triunfos electorales del doctor Juna José Arévalo y el coronel Jacobo Árbenz. Las fotos seleccionadas, ente muchas, documentan a los personajes protagonistas, pero sobre todo la participación y movilización ciudadana.

Las fotografías que les presentamos provienen de la colección privada de Eduardo Velázquez, a quien agradecemos por habernos permitido publicarlas.

Por Jaime Barrios Carrillo

Ubico y movilización social

El triunvirato

Arévalo y las masas

El triunfo de Arbenz

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