Disidencia sexual y virtualidad
Rodrigo Arenas-Carter | Arte/cultura / PERFORMÁTICA
A lo largo del tiempo, la disidencia y la diversidad sexual han sobrevivido reconociéndose. Condenadxs, muchas veces, a la clandestinidad, ese reconocerse ha recurrido en ciertos casos a códigos muy elaborados, como por ejemplo el polari. Este corresponde a una jerga utilizada en el Reino Unido, especialmente durante la década del cincuenta y del sesenta, cuando la diversidad sexual estaba proscrita por ley. Tal como el polari, en diversos lugares del mundo existieron puntos de fuga, ya fuesen lugares o gestos, que permitían que los disidentes sexuales pudieran entrar en contacto y, de esta forma, organizarse, aunque fuera en la clandestinidad.
Con la llegada de la Internet, una nueva ventana se abrió. No solo se podían crear sitios para intercambiar información, gracias a servidores gratuitos como Geocities o Iespana, sino que también aparecieron las páginas de contactos, en las cuales se desplegaban posts con los intereses de los usuarios, acompañados de un mail para recibir los mensajes. Por otro lado, aparecieron los cibercafés de diverso estilo y dirigidos a públicos variados, surgiendo aquellos que se transformaron en puntos de encuentro.
De esos primeros días de la historia de la World Wide Web queda poco. La evolución ha sido rápida e intensa, con la aparición de servicios de contacto como PlanetRomeo, aplicaciones especializadas, entre otras nuevas tecnologías, lo que nos ha llevado a un debate intenso que se ha acrecentado durante la presente pandemia. Incluso, se han acuñado términos como salir del clóset online. Sin embargo, y siendo alguien que creció en casi completa soledad, la Intenet permite evitar esa sensación de que tú eres el único que siente esto. Ahora hay una cantidad importante de información y recursos disponibles, incluso algunos especializados en intereses particulares, como es el caso de las disidencias sexuales latinoamericanas. Al respecto, ha sido importante que estos medios nos permitan entrar en contacto con amigxs de otras latitudes, ampliando nuestros horizontes y posibilidades.
En este contexto, la exposición de arte de Cuirpoétikas 2020 se lleva a cabo en la Internet por medio de una plataforma 3D interactiva que permite una inmersión del visitante en la muestra como si fuera un videojuego. Obviamente, utilizar la World Wide Web como espacio para el arte no es nuevo, ni menos el de plantear proyectos basados en el contacto remoto. Ya en 1966, la argentina Marta Minujín propuso la primera performance latinoamericana a distancia de la que se tiene registro, coordinándose vía satélite desde Buenos Aires con Wolf Vostell en Colonia (Alemania) y Allan Kaprow en Nueva York. Ahora bien, volviendo a lo anterior, es de esta manera que desde Cuirpoétikas intentamos dar respuesta a la necesidad de seguir encontrándonos pese a las restricciones que nos han afectado a todxs. Además, el festival de este año no solo incluye la exposición, sino también un taller y una lectura de poesía en el marco de Filgua. Por supuesto, por este medio lxs invito a que nos sigamos encontrando, pese a lo difícil que ha sido sobrevivir a este período.
Imagen principal, captura de pantalla de la exposición Cuirpoétikas 2020.
Rodrigo Arenas-Carter
Centra su trabajo artístico en performance y Net Art, participando en festivales y exposiciones en diversos países. Ha obtenido becas y premios como Fondart del Gobierno de Chile (2019), Tercer Lugar en la Bienal de París en Guatemala (2017) y Experimenta/Sur 2016 (Colombia). Autor del libro La vital precariedad. Poesía y performance en América Latina y Chile (2018). Sus ensayos sobre performance han sido premiados en varios concursos. http://rodsands.weebly.com/
Correo: r_arenas@yahoo.com