Auge y caída de Jorge Ubico 1931-1944 (II)
Fernando González Davison | Política y sociedad / DING DONG
Para entender los antecedentes del 20 de octubre de 1944.
Kenneth J. Grieb detalla en su ensayo lo que sucedió entre Guatemala, Londres y Washington sobre Belice. Skinner había solicitado en 1936 el cumplimiento del compromiso de compensación del tratado de 1859 y propuso arreglar el asunto por cuatrocientas mil libras esterlinas, que Londres no aceptó pagar. En 1937, Guatemala propuso el arbitraje de EE. UU. al Foreign Office inglés, pero este prefirió ir a la Corte Internacional de Justicia, en La Haya. Sin llegar a un acuerdo, en 1939 EE. UU. expresó su deseo por encontrar una solución pacífica en la reunión panamericana de ministros en Panamá del año siguiente, donde tuvo eco la postura del canciller guatemalteco Carlos Salazar, con las pruebas puestas en el Libro Blanco editado para la ocasión.
Los diplomáticos mexicanos acreditados en Guatemala, entretanto, seguían ayudando a los políticos que pedían asilo al ser perseguidos por Ubico, mientras el nuevo presidente azteca Manuel Ávila Camacho apoyó a Guatemala en su diferendo sobre Belice, así ganó Ubico el apoyo local y del continente sobre el diferendo, con la simpatía relativa de EE. UU. Este país se había hecho de la vista gorda cuando en 1937 Ubico estrenó la Orden del Quetzal y se la dio a Mussolini y al rey italiano. También cuando fue el primer mandatario en reconocer al gobierno fascista de Francisco Franco en 1936, secundado por las armas de Hitler y Mussolini, mientras Moscú se las dio a la República española a pedido de Madrid democrático. Ubico reabrió relaciones diplomáticas con la Santa Sede, ligada al fascismo, y permitió la entrada a dos jesuitas y a dos salesianos en un país de pocos curas desde que J. R. Barrios expulsara a las órdenes religiosas en 1872. Ubico mantuvo sus relaciones con Alemania hasta que Roosevelt le torció el brazo luego del ataque japonés a Pearl Harbor en 1941, al obligarlo a declararle la guerra a Tokio, Berlín y Roma. Además, lo conminó a embargar todos los bienes alemanes y sus cuentas bancarias en el país, y a deportarlos a Texas. Dado que sus fincas de café producían el ochenta por ciento del grano exportado, ese dinero se fue a las arcas públicas. Así, Ubico dispuso de mucha plata, incluso para pagar la deuda externa. Pero temió el contenido de la carta de las Cuatro Libertades firmada por Roosevelt y Churchill contra las dictaduras, pues él era un dictador. Gozó cuando Roosevelt le dio a los países cafeteros leales altos precios del café y el Gobierno local se hizo rico. Ubico aceptó tres mil soldados estadounidenses en el país y la donación de tanques y armas que se ubicaron en la Guardia de Honor.
Ubico había declarado nulo el artículo constitucional que le impedía reelegirse, mientras el Congreso le obsequió doscientos mil dólares por sus servicios a la patria. Eso y sus crímenes minaron sus mitos de honradez y moral pública. Sus logros por su reclamo de Belice en las conferencias panamericanas cayeron cuando Londres no cedió un ápice y Ubico dijo que solo la intervención militar podía solventar el diferendo con Londres. Cuando Belice quedó sin un soldado inglés tras la derrota en Dunkerque, en mayo de 1941, dispuso enviar un pelotón para ocuparlo y su popularidad se hubiera alzado, pero no lo hizo porque Londres le prometió que lo devolvería al finalizar la guerra. Pero fue una promesa por teléfono. ¿Qué regalo le dio Londres, pues luego se ganó su amistad? Entretanto, la élite quiso repetir la conjunción de fuerzas sociales capitalinas para reproducir la lucha que llevó a la caída de Estrada Cabrera en 1920. Las manifestaciones llevaron a Ubico a renunciar en julio de 1944. Su sucesor, el general Ponce Vaides, iba a continuar como dictador. La élite y las fuerzas populares junto a los jóvenes oficiales le dieron la asonada militar con la venia de «la embajada» el 20 de octubre de 1944. Al otro día, Ubico se refugió en la embajada británica, mientras el general Ponce Vaides clamaba en México que el golpe se lo dieron los alemanes por haberles confiscado sus bienes, que habían sido embargados por Ubico. Bienes que serían el núcleo de la pugna política a venir.
Fernando González Davison
(1948) Escritor, internacionalista y exdiplomático guatemalteco.