Mario Benedetti, una mirada desde Italia
-Rosa Maria Grillo | ENSAYO–
Este 2020 debía ser el año en memoria de Mario Benedetti, a cien años del nacimiento, pero el COVID–19 no permitió que se le celebrara en Uruguay, en España, en el mundo, y que Alicante fuera por segunda vez una «ciudad benedettiana», hospedando un congreso multitudinario entre el 21 y el 23 de octubre –Benedetti había nacido el 20 de octubre 1920, en Paso de los Toros– así como «benedettiano» y multitudinario había sido el congreso que acompañó su nombramiento como doctor honoris causa en la Universidad de Alicante en mayo de 1997, la misma Universidad que en 1999 iba a fundar el Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti –CEMAB–; y estos muchos años de colaboración y amistad entre Benedetti y la Universidad de Alicante –José Carlos Rovira in primis– iban a ser recordados en la exposición «Mario Benedetti y la Universidad de Alicante (1990–2003): «defensa de la alegría».
Hubiera sido una gran ocasión para los amigos y especialistas de Benedetti volver a vernos, defender juntos el derecho a la alegría y recordar a un gran poeta y un gran hombre, un hombre total, un intelectual fiel a sí mismo y al hombre, siempre. Faltando este momento cumbre, tendremos cada uno que rememorar a «su» Benedetti, y sería lindo que cada uno de nosotros intentara juntar sus recuerdos y esbozar un puzzle de palabras e imágenes…
Yo empezaría con el hoy, con esta pandemia que me trajo inesperadamente a la memoria «nuestro» Mario: en la página 22 de la edición del 29 de marzo de Repubblica, diario italiano de gran difusión, la noticia de la muerte por COVID-19 del poeta italiano Mario Benedetti se asocia, por error, a la fotografía de nuestro poeta, el uruguayo Mario Benedetti, quien murió en 2009. Y así, en unas líneas escritas para un diario italiano, he recordado a «mi» Mario Benedetti junto a dos escritores hispanoamericanos muertos en esta primavera marcada por el COVID-19, como Benedetti grandes defensores de la dignidad humana: Ernesto Cardenal y Luis Sepúlveda.
Creo que muy pocos nos hemos percatado del error, aunque sí, alguien ha publicado algunos días después una nota algo sarcástica sobre este incidente: «Se ne sono lette molte. Se ne sono viste molte: poetini della domenica annunciare tristemente il lutto e mettere una «poesia da cioccolatini», sull’amore, sull’importanza dellIabbraccio e urbi et orbi: è morto Mario Benedetti, grande poeta uruguaiano (morto, sì, ma nel 2009). Poi: la grande stampa… oh, la grande stampa (mon dieu!). Su Repubblica un mezzo trafiletto sovrastato dall’immagine paciosa dello stesso poeta sudamericano di cui sopra, una piccola biografia, nulla di più» [1].
Pero es un error en expansión, renitente, ya que, cinco meses después de aquel «incidente» de confusión y superficialidad, en la página de venta online IBS.IT, debajo del letrero «Home–Libri di Mario Benedetti», nos encontramos con nuestros títulos queridos y conocidos juntos con otros que no nos suenan, y confiando en la ocasión de ir descubriendo obras recuperadas post mortem o nuevas antologías y misceláneas, felices de que finalmente «nuestro» Benedetti haya sido publicado por las mayores editoriales italianas, vamos buceando, buscando reseñas y citas, entre Tutte le poesie (Garzanti, 2017), Tersa morte (Mondadori, 2013), Pitture nere su carta (Mondadori, 2008), Umana gloria (Mondadori, 2004), etcétera, etcétera, estas sí, obras del «otro» Benedetti. Mucho más grave todo eso, porque montado no en la urgencia de un necrologio en época de COVID, sino en la tranquilidad de una operación comercial que resiste al COVID y a todas las pandemias del mundo. Pequeña satisfacción: la biografía es la del poeta de Paso de los Toros, si bien esté jugando «fuori casa».
Este error de Repubblica me hizo reflexionar y recordar lo que me dijo Benedetti en una entrevista de hace muchísimos años, en mayo de 1995, cuando Benedetti acababa de participar en la Universidad de Salerno en el Congreso «Italia e Uruguay, culture in contatto» [2] y presentar en varias Universidades y Centros culturales (entre ellos, el Instituto Italo Latinoamericano de Roma y el Instituto Cervantes de Nápoles) una antología de cuentos [3] que le habíamos publicado en Italia con introducción mía y traducciones de Elvira Falivene, Maria Carmela Mitidieri, Antonella Sara: confirmando su generosidad, en aquella ocasión Benedetti había renunciado a los derechos de autor. En aquella entrevista –y los errores del diario La Repubblica y de IBS.it lo confirman– Benedetti confesó: «Una volta un critico italiano ha detto che forse qui non avevo successo perché pensavano che fossi italiano […] è strano che proprio in Italia, di dove sono i miei antenati, le mie opere sono poco tradotte, mentre sono molto diffuse nel resto d’Europa» [4].
No se le conocía mucho en Italia, pero en aquellos años ya se habían publicado Grazie per il fuoco y La tregua, sus novelas más apreciadas y conocidas, y en aquel mismo 1995 Racconti y la obra de teatro Pedro e il Capitano [5].
Pero nunca estas obras llegaron al gran público, quizás se perdió la ocasión en los años 70, cuando Italia se movilizó para recibir a los exiliados latinoamericanos y hubo lecturas públicas, recitales, publicaciones: sus poemas Cosas de uno, Dactilógrafo, Enemigo, Sabe vengarse, aparecieron en la antología de Marcelo Ravoni y Antonio Porta Poeti ispanoamericani contemporanei [6], junto a los de Oliverio Girondo, César Vallejo, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges, Nicolás Guillén, Pablo Neruda, José Lezama Lima, Alvaro Mutis, Ernesto Cardenal, Juan Gelman, Octavio Paz, entre muchos, y su cuento «Voglia di scherzare» («Ganas de embromar») se publicó en la antología Latinoamericana: 75 narratori [7]. Pero no, demasiado italiano su nombre y quizás demasiado poco latinoamericana su escritura, tan lejana del realismo mágico en que en aquella época se identificaba toda la literatura hispanoamericana, como yo misma escribí en mi primer acercamiento a su obra que todavía ahora, 40 años después, podría subscribir:
Anche se cronologicamente appartenente al «Boom» della narrativa latinoamericana, l’opera di Mario Benedetti ne è rimasta ai margini. La spiegazione può trovarsi a due livelli distinti, uno strettamente letterario e l’altro completamente extraletterario. Nel «Boom» sono rientrate opere appartenenti al cosiddetto «realismo magico», una scrittura che nasce da una profonda coscienza del proprio legame con la terra, la natura, i miti e i modelli indigeni. […] Benedetti […] rientra […] tra i cultori del «realismo critico urbano», filone che nasce e si sviluppa nel «Cono Sur» –dove già da tempo era in atto una urbanizzazione di tipo europeo– e che proprio a partire dagli anni ’40 «visse una trasformazione interna che le confermò una maggior libertà [8] sia nei temi –la complessa stratificazione sociale offriva una galleria inesauribile di individui e situazioni– sia nelle tecniche narrative, grazie a «l’impiego di formule derivate dall’irruzione poetica dell’avanguardie» [9]. Il secondo motivo della marginalità di Benedetti è da ricercarsi nella natura stessa del «Boom» […]. È indubbio che il «Boom» fu un enorme fatto commerciale, e che la pubblicistica europea e statunitense seppero sfruttare e inventare l»omogeneità di una estesa, valida e varia produzione romanzesca; è indubbio anche che in questo «affare» furono privilegiati autori residenti in Europa [10].
Otro elemento que ya muy precozmente había subrayado el mismo Benedetti, es que, por lo menos en un principio, hasta que las tumultuosas dictaduras de los años 70 no les obligaron a tomar posición, entre los escritores del Boom hubo «la tendencia a eludir el pronunciamiento de carácter político; la autoneutralización […]; la exaltación del artista como individuo fuera de serie y por lo tanto voluntariamente marginado de toda riesgosa transformación política y social» [11]. En cambio Benedetti, ya en 1960 con su inigualado El país con la cola de paja, había anunciado y denunciado la que iba a ser la política de los países latinoamericanos bajo la dirección norteamericana de la «redescubierta» doctrina Monroe, actualizada en la Doctrina de Seguridad Nacional y actuada en la Escuela para las Américas de la Armada de Estados Unidos (United States Army School of the Américas), en la zona del Canal de Panamá. Pero de todo esto, en Europa, no se hablaba…
Desde aquel 1995 muchas fueron las ocasiones en que Benedetti viajó a Italia, para participar en congresos y presentar las ediciones italianas de sus libros… sin mucho orden o programación pero confirmando el interés del mundo editorial y académico italiano hacia todos los géneros que él frecuentó, se publicaron nuevas ediciones de La tregua (Nottetempo, 2014) y Grazie per il fuoco (La Nuova Frontiera, 2011), y hubo nuevas publicaciones: Lettere dal tempo (Le Lettere, 2000), Difesa dell’allegria (Pagliai Polistampa, 2000), Inventario: Poesie 1948–2000 (Le Lettere, 2001), Andamios. Il romanzo del ritorno (Bookever, 2006), Fondi di caffè (La Nuova Frontiera, 2013), Chi di noi (Nutrimenti, 2016), Il diritto all’allegria (Vivir adrede, Nottetempo, 2017), Impalcature. Il romanzo del ritorno (Andamios, Nottetempo, 2019), L’amore, le donne e la vita (Nottetempo, 2019). Sembrados en el tiempo, recuperando textos más antiguos, siguiendo el gusto del momento o del traductor… todo lo contrario de lo que había pasado con el Boom, cuando en pocos años se publicó todo lo publicable de aquel grupo, y luego muy pocos sobrevivieron.
Revisando ese listado, sin duda incompleto –y me sean perdonados involuntarios olvidos– y para que no sea un simple listado, comentaré brevemente dos «parejas» de títulos y textos, bastante significativos.
No hay dudas –yo no las tengo– de que la novela Andamios no se cuenta entre las obras mejores de nuestro escritor, pero ha tenido en Italia dos ediciones como sus novelas mejores, La tregua y Gracias por el fuego, en dos editoriales diversas y cambiando en parte el título pero utilizando la misma traducción de Maria Nicola, no sé si «corregida» entre una edición y otra. Los trece años que pasan de una a otra señalan un renovado interés del público italiano hacia consecuencias y repercusiones de las dictaduras suramericanas sobre ciudadanos «italianos», como delata el proceso contra los actores del Plan Cóndor oficiado en Roma para rendir justicia a los 23 ciudadanos italianos desaparecidos en Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay, Perú por la acción conjunta de aquellas dictaduras aliadas en el Plan Cóndor.
El proceso de Roma, empezado ya en 2015, se ha concluido en 2019 con la condena a cadena perpetua de 24 militares que en parte, en el primer grado de juicio, en 2017, habían sido absueltos por la ausencia en nuestro ordinamento de las imputaciones de tortura y desaparición, imputacione que han sido introducidas posteriormente. Sin duda este proceso ha despertado nuevo interés hacia aquellos países de América del Sur donde tantos italianos habían emigrado entre 1800 y la primera mitad de 1900, y luego habían sufrido las violencias de las dictaduras: es sin duda el caso de Mario Benedetti, ahora sí que su «italianidad» pudo ser reconocida como parte de una comunidad, y su exilio y retorno asumidos como parte de nuestra historia, junto con la de tantos italianos desaparecidos a quien se ha hecho justicia, con este proceso, antes en Italia que en los países de acogida.
Il romanzo del ritorno de un uruguayo de origen italiano después de trece años de exilio ha podido entrar así en esa corriente de literatura testimonial que en Italia se está desarrollando en su doble vertiente: los inmigrados extracomunitarios llegados a Italia que a partir de los años 90 han empezado a escribir sus memorias y testimonios, y los hijos y descendientes de nuestros antiguos emigrados –«inmigrados de regreso»– que, frente a la violencia y a las crisis económicas de los países de acogida, han preferido volver a los países de origen [12].
En Andamios hay mucho de Benedetti y de su generación: palabras acuñadas por él –«contranostalgia» y «desexilio» [13] ejemplifican la historia de Javier, el regreso a la Montevideo de su juventud confirmando la imposibilidad de «desandar» el camino del exilio y combatir la nostalgia que, una vez regresado a su país, se configura como «contranostalgia»; una condición de «desubicación» que él sufrió en primera persona, tanto en el exilio como en Uruguay, habiendo recibido ataques cruzados: desde las páginas de El País de Madrid escribió palabras ardientes para defender la posición de los muchos exiliados latinoamericanos en España, llamados despectivamente sudacas [14], y una vez que regresó a Uruguay sufrió el ostracismo y los ataques de las nuevas generaciones de escritores que se sintieron oprimidos por la presencia de los «padres» que regresaban del exilio llenos de honores y reconocimientos.
La otra «pareja» que quiero comentar es la constituida por dos volúmenes con títulos parecidos, Il diritto all’allegria y Difesa dell’allegria, títulos inspirados en uno de sus poemas más conocidos, «Defensa de la alegría», musicalizada y cantada por Joan Manuel Serrat:
Defender la alegría como una trinchera / defenderla del escándalo y la rutina /
de la miseria y los miserables / de las ausencias transitorias / y las definitivas /
[…] defender la alegría como un derecho / defenderla de dios y del invierno /
de las mayúsculas y de la muerte / de los apellidos y las lástimas /
del azar y también de la alegría.
En efecto, en el poema ya están los dos títulos utilizados en las publicaciones italianas, en apariencia similares, pero los contenidos son muy diferentes entre sí.
El título original de Il diritto all’allegria es Vivir adrede, sin duda un rompecabezas para cualquier traductor, y la elección del título italiano no puede prescindir, yo creo, de aquella defensa de la alegría que es como un sello de garantía del mejor Benedetti, utilizada también como título de la exposición de Alicante y de los recitales con Daniel Viglietti. Publicado como libro en Montevideo en 2007, dos años antes de su muerte, pero anticipado en muchas revistas y periódicos, Vivir adrede se compone de textos breves que, a través de la ironía, de inéditos malabarismos, de aforismos, microcuentos, neologismos y reflexiones, todos con títulos rotundos pero contundentes y finales sorpresivos, obligan al lector a ponerse cara a cara con los grandes temas del poder, de la ecología, de la vida y de la muerte.
Entre muchos dignos de ser citados –«Escépticos y optimistas», «Utopías», «Tengo lo que tengo», «Monologando», «Estupores», «Alertas», «Escaparate», «Árboles», «La realidad», «Desde lejos», «Informe sobre el futuro»− no podemos dejar de citar precisamente algunos párrafos de «Alegría»»:
Uno tiene derecho a la alegría. A veces es humo o es niebla o es celaje. Pero detrás de esas demoras ella está, esperando. Siempre hay una hendija del alma por donde la alegría asoma sus despabiladas pupilas. Entonces el corazón se vuelve más vivaz, se extrae de su quietud y es casi pájaro. / La alegría sobreviene después de las ausencias, al fin de las nostalgias […]. Después de todo, la alegría es un préstamo, no nos pertenece. Es una locurita, un premio pasajero, pero la disfrutamos como si fuera propia, como un lucro, como una primavera de la vida. Ella se aferra al tiempo, arrastra su poquito de la infancia y se mete soplando en la vejez. Semana tras semana, año tras año, la alegría va llenando vacíos. Hasta que no puede más y se vuelve tristeza [15].
El mismo tono coloquial, llano, sirve también para temas políticos, para despertarnos y alertarnos:
En este mundo nuestro, todos vivimos en estado de alerta. En un pasado no demasiado lejano, las alarmas eran alarmas de la naturaleza: inundaciones, temblores de tierra, vientos huracanados, lluvias torrenciales, aunque no hay que olvidar que a veces venían acompañadas por desvaríos humanos. Ahora son éstos los que provocan las peores alarmas […]. Nos alarman las invasiones y su obligatoria colección de cadáveres […]. Nos alarmamos al distinguir el rostro impávido de los dictadores, para quienes las únicas alarmas son las revoluciones. O sea que si queremos, asustarlos, aunque sea un poquito, debemos construir nuestras modestas alarmitas revolucionarias, para que al menos se miren al espejo y se den asco [16].
Difesa dell’allegria es, en cambio, una antología de poemas de diversa procedencia, similar al otro por la presencia constante de la ironía –presente en toda su obra, pero insistente en la etapa madura [17]– y por la apuesta por un mundo mejor… Podríamos decir que los dos textos son complementarios: si en Il diritto all’allegria prevalece el tono de la denuncia, etapa necesaria para defender la alegría y el derecho a una vida íntegra, en Difesa dell’allegria parece que Benedetti quiera dar su respuesta personal a los problemas de nuestro tiempo, no una respuesta objetiva y «política» sino la respuesta de quien cree fundamentalmente en el género humano y quiere ayudarlo a encontrar dentro de sí mismo las respuestas adecuadas.
Concluyendo, y para subrayar la polifonía de la escritura de Benedetti, podemos recordar que en ese mismo año 2000, en Italia se publicaron también los cuentos de Lettere dal tempo, casi una summa de tonos y temas, aunque tema dominante, ahora en el trasfondo, ahora en primer plano, es la violencia de la dictadura… como si hubiera «llegado para todos el momento de ajustar […] cuentas. Con el tiempo, con el pasado, con las heridas, con las promesas, Contigo / conmigo. Todas» [18]. Junto con las pasiones vernáculas, el baile, la música y el fútbol, como metáforas de la vida, leemos páginas memorables, con el mismo tono coloquial y liviano de siempre, sobre el posible encuentro entre un torturado y su torturador, o el drama de una hija de desaparecidos que pide una terrible confesión a su madre adoptiva… toda la vida, todas las vidas, en suma, encerradas en pocas líneas, sin alterar, nunca, el tono de un uruguaiano che scrive…
[1] Giuseppe Nibali, Poesia del nostro tempo.
[2] En las Actas está su texto «Montevideo como reflexión literaria», Napoli, E.S.I. 1999.
[3] Mario Benedetti, Racconti, Salerno, Multimedia 1995.
[4] «A colloquio con Mario Benedetti», entrevista de Rosa Maria Grillo, en Latinoamerica, 1995, n.° 59, p.99.
[5] Ghezzano (Pistoia), Biblioteca Franco Serantini, representada por primera vez en Verona en 1995, interpretada por Andrea De Manincor, también director de escena, y Edoardo Ferrario.
[6] Milano, Feltrinelli 1970.
[7] Al cuidado de F. Mogni, Firenze, Vallecchi 1973, 2 vols, I.
[8] Angel Rama, «Mezzo secolo di narrativa latinoamericana», Introducción a Latinoamericana: 75 narratori, F. Mogni ed., Firenze, Vallecchi 1973, 2 vols, I, p. 45.
[9] Ibidem.
[10] Rosa Maria Grillo, «Uno scrittore uruguayano/un uruguayano che scrive: Mario Benedetti», en Altre parole, Napoli, Editrice Sintesi 1980, pp.100–101. Benedetti llegó a Europa, precisamente a España, solo a principio de los 80, después de haber vivido en exilio en Buenos Aires, Lima, México y La Habana.
[11] Mario Benedetti, «El Boom entre dos libertades», en M. B., Letras del continente mestizo, Montevideo, Arca 1974, p. 48.
[12] Cfr. Rosa Maria Grillo: «Sguardi italiani sull»America Latina tra des–exilio e disemigrazione», en Eredità/Itinerari. Studi iberoamericani in onore di Giuseppe Bellini, Andrea Pezzè ed., Università degli Studi di Napoli L»Orientale 2018, pp. 139–158; «Da scrittore a operatore culturale nel segno della transculturazione», en Italia transculturale, Dagmar Reichardt y Nora Moll eds., Firenze, Franco Cesati Editore 2018, pp. 89 – 102.
[13] Cfr. «El desexilio», en El País, Madrid, 18 de abril de 1983.
[14] «Sudacas del mundo, uníos», en El País, Madrid, 20 de junio de 1983.
[15] Mario Benedetti, Vivir adrede, Narukei ePUB v1.0 2007, pp. 115–116.
[16] Ivi, pp. 56–57.
[17] «Creo que el humorismo es muy importante en las obras serias, primero porque ayuda a que el lector respire de vez en cuando […] a mí me parece también que el humor es un buen fijador de cosas serias porque a veces con un chiste, una broma, una ironía, una cosa indirecta, el lector se acuerda por el chiste, pero también se acuerda de lo serio que va debajo del chiste, así que el humor es un fijador de cosas serias» (Mario Benedetti y Daniel Viglietti, Rueda de prensa previa a «A dos voces», La Coruña, 22 de mayo de 1998, cit. por Ernesto Lucero Sánchez Las estrategias de un preso: Pedro y el Capitán, de Mario Benedetti, Espéculo. Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, 2008, n.° 39.
[18] Mario Benedetti, «No hay sombra en el espejo», en Buzón de tiempo, Buenos Aires, Sudamericana 1999, p.30.
Rosa Maria Grillo
Catedrática de Lengua y Literaturas Hispanoamericanas en la Universidad de Salerno, directora del Departamento de Estudios Humanísticos, miembro del Senado Académico, es autora de numerosos ensayos y monografías publicadas en Italia, Francia, España, Argentina, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Paraguay y Uruguay. Dirige la revista Testi e Linguaggi y la colección «Biblioteca di Studi e Testi». Es miembro del Comité Científico y/o Editorial de: Centro Estudios Mario Benedetti de Alicante y del Centro Studi Americanistici Circolo Amerindiano de Perugia y de sus respectivas revistas y publicaciones, y de numerosas revistas y colecciones. A partir de 2000 dirige la colección de narrativa latinoamericana en italiano A Sud del Rio Grande (Oédipus, Salerno/Milano). Desde 2000 es coordinadora de las sesiones de Literatura de los Congresos organizados todos los años por el Centro Studi Americanistici Circolo Amerindiano.