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La solidaridad es el camino

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La solidaridad es el camino

Felipe Sarti Castañeda | Política y sociedad / LOS CAMINOS DE LA PENSADERA

Los próximos meses, y seguramente en el año 2021, seguiremos enfrentando y buscando soluciones, no solo para las problemáticas derivadas de la pandemia, sino para las adversidades propias del sistema en que vivimos, que afectan con más fuerza a los sectores de nuestra población en situación de pobreza y pobreza extrema. En este escenario, la solidaridad psicosocial es vital para responder con mayor fuerza a reacciones como la ansiedad, los miedos, las desconfianzas, las somatizaciones, las angustias, las culpas, etcétera, lo que permitirá mantener una salud mental integral con sentido comunitario, facilitando enfrentar estos difíciles retos. Estos momentos son previsibles, ya que, a nivel del Ejecutivo y sus instituciones, se ha demostrado incapacidad para enfrentar esta emergencia sanitaria y al mismo tiempo tenemos que reconocer que, como población, no respetamos las medidas básicas que nos podrían permitir estar en mejores condiciones. Como han dicho expertos a nivel nacional e internacional, el coronavirus vino para quedarse, lo cual significará que nosotros como ciudadanos debemos comenzar a desarrollar estrategias colectivas que nos permitan, a corto y mediano plazo, mitigar sus estragos. Como pueblo, deberemos asumir la responsabilidad de cambiar hábitos y costumbres, especialmente en lo que respecta a la construcción de nuevas relaciones sociales que posibiliten continuar nuestros proyectos de vida, tomando como base la lucha por el bienestar colectivo.

Asumimos que será una tarea muy compleja y que nos puede llevar bastante tiempo poder transitar de lo individual a lo colectivo, ya que la gran mayoría hemos sido educados en actitudes individualistas, que han promovido el desinterés por lo que le pasa a las demás personas. Desde mi opinión como psicólogo social comunitario, este esfuerzo deberá incorporar los conocimientos y experiencias de nuestros pueblos mayas, xincas y garífunas, los cuales históricamente han puesto en marcha herramientas colectivas para enfrentar y solucionar sus graves problemáticas.

Para fortalecernos psicosocialmente durante estos tiempos, deberemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. Tomar conciencia colectiva de que solamente organizados en la búsqueda del bien común podremos enfrentar y salir adelante de las crisis estructural y sanitaria en que nos encontramos. El Gobierno y sus instituciones, después de siete meses, han demostrado incapacidad para manejar la pandemia, proponiéndonos medidas en beneficio de la cúpula empresarial, con un alto grado de corrupción y en detrimento del bienestar social, la salud mental comunitaria y la vida digna de nuestro pueblo. Además, la problemática emocional ha sido invisibilizada permanentemente en las diferentes tragedias humanitarias que hemos vivido en el transcurso de este siglo, como hemos podido testimoniar a través de nuestro trabajo en los diferentes lugares afectados (Panabaj, Santiago Atitlán; Cambray, Santa Catarina Pinula; tormenta tropical Ágatha, en la costa sur y otros). Hasta la fecha, las poblaciones de los lugares mencionados siguen esperando los apoyos ofrecidos por las diferentes instituciones gubernamentales, lo cual ha incrementado las problemáticas sociales en detrimento de la salud mental de la población.

2. Por la gravedad de esta crisis sanitaria, se deberá incorporar de manera urgente una propuesta de abordajes psicosociales con pertinencia cultural, etaria, étnica, de género, de diversidad sexual y otras, que permita escuchar los testimonios de las personas y familias afectadas, ya que esto sirve como una medida sanadora, al compartirse experiencias reales que están cargadas de mucha tensión emocional.

El Estado de Guatemala y las instituciones a cargo de la seguridad pública, han continuado con medidas represivas contra personas, grupos y organizaciones sociales, lo cual demuestra que sigue siendo un Estado históricamente represor, en donde la jerarquía militar ha tenido y sigue teniendo un destacado papel en la planificación y represión de todas aquellas manifestaciones populares que cuestionan y buscan cambios en el sistema. El rol de estas cúpulas militares ha sido evidente en los últimos cinco gobiernos, en los cuales, a pesar de sus diferencias internas, conjuntamente con la embajada de Estados Unidos y el Cacif, y en alianza con la política corrupta y grupos del narcotráfico, han determinado las líneas a seguir por nuestros gobernantes, no obstante lo establecido en los Acuerdos de Paz en cuanto a que el Ejército tuviera menos poder, elementos y presupuesto.

Es importante mencionar que a pesar del estado de calamidad, el toque de queda y los estados de excepción, hay poblaciones organizadas que todos los días luchan contra las desigualdades sociales que, en el entorno de la pandemia, se hacen cada vez más evidentes. La tarea de todos y todas es la de rescatarnos mutuamente, para poder expresarnos y ser escuchados como un pueblo con conciencia de que para el buen vivir deberá hacerse cambios radicales a nivel estructural. Solo la práctica de comunidad solidaria nos permitirá la construcción de una ciudadanía que se rebele en la demanda y lucha por sus derechos.


Fotografía principal tomada de La Hora.

Felipe Sarti Castañeda

Psicólogo social comunitario graduado de la USAC. De 1981 a 1991 trabajé en el Ministerio de Salud Pública de Nicaragua, en un programa de apoyo psicosocial a familias víctimas de la violencia ejecutada por la contrarrevolución. También durante esos años acompañé a compañeros/as del FMLN y de organizaciones revolucionarias guatemaltecas. Desde 1997 soy miembro fundador del Equipo de Acción Social Comunitaria (Ecap) y he coordinado diversos programas en el interior del país, principalmente en Rabinal, Baja Verapaz. Estoy participando en procesos de memoria desde las poblaciones, construcción de ciudadanía y fortalecimiento de la organización comunitaria y casos de justicia transicional como el genocidio Ixchil, Molina Theissen, Sepur Zarco, Plan de Sánchez y Río Negro, entre otros. En los últimos años hemos estado, conjuntamente con la comunidad de Chiticoy, de Rabinal, reflexionando sobre el Buen Vivir desde sus experiencias y conocimientos.

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