El mecanismo o la teoría de los fractales
Rodrigo Pérez Nieves | Política y sociedad / PIEDRA DE TROPIEZO
Fractales: son esos patrones matemáticos infinitos
a los que se les llama «la huella digital de Dios».
Los invito a ver la serie El mecanismo, serie que está en Netflix, es una dramatización de la investigación que se llevó a cabo en Brasil para descubrir uno de los casos de corrupción que involucró a presidentes, funcionarios, contratistas: el caso Odebrecth, donde también muchos funcionarios corruptos guatemaltecos se involucraron.
En una de las escenas de la serie, uno de los agentes, incorruptible y obsesionado por hacer justicia, tuvo que abandonar el servicio público, pero siguió apoyando a sus colegas. En uno de esos días, mientras observa a su hija que juega en una tableta con una aplicación que produce imágenes de fractales, repentinamente tiene una epifanía.
Dibuja un círculo en el pizarrón que simula la corrupción: el funcionario público que contrata bienes o servicios con sobreprecio, el contratista beneficiario que a su vez pasa parte del sobreprecio a un lavador de dinero, el lavador que lo regresa en forma de soborno a los políticos y al funcionario cómplice: los políticos beneficiados que a su vez nombran a los funcionarios corruptos, y así se cierra el ciclo de la corrupción. Esta imagen, la de los fractales, es sin dudas la que sintetiza toda la argumentación narrativa de El mecanismo, la cautivadora serie de Netflix producida por José Padilha (Narcos, Tropa élite) que narra los inicios de la investigación Lava Jato, basándose en el libro Lava Jato: el juez Sergio Moro y los bastidores de la operación que sacudió a Brasil, del periodista Vladimir Netto.
En Guatemala estamos en una situación similar, vivimos una coyuntura crítica que está poniendo a prueba el sistema democrático. El «descubrimiento» de gigantescas redes de corrupción que atraviesan todos los niveles del Estado desde la apertura democrática con el mal llamado «gobierno de la DC», sumadas a la violencia que azota al país.
Las imágenes de los fractales representan la idea de que el todo está contenido en la parte y la parte contiene el todo, en un movimiento infinito. Esto significa que, por ejemplo, la corrupción del farmacéutico que le vende al IGSS es la parte de una corrupción a gran escala, y a su vez el todo que la contiene y reproduce. Por eso, Padihla dice que la corrupción no tiene ideología, porque permea tanto a la derecha como a la izquierda y el llamado centro. En parte tiene razón. La corrupción es inherente al sistema capitalista, sin ella no puede funcionar. La pregunta entonces es por el cómo. Anímese a efectuar un análisis y se asustará de los resultados, de repente usted mismo es parte del mecanismo. ¿Será que hay un hombre en el mundo tan entregado a cumplir su labor por los valores de la honestidad y la rectitud, la defensa de lo público?
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Rodrigo Pérez Nieves
Ingeniero graduado en Alemania, columnista durante 12 años en el periódico El Quetzalteco, con la columna Piedra de tropiezo. Colaborador con los grupos culturales de Quetzaltenango y Coatepeque. Catedrático en la URL en la carrera de Ingeniería Industrial, sede Quetzaltenango. Libros escritos: Pathos entrópico (poesía y prosa), Cantinas, nostalgias de un pasado y el libro de texto universitario Procesos de Manufactura.
Correo: [email protected]
Mi distinguido Rodrigaso, es una mala conducta pero si tiene ideología y es la de corromper el sistema; no tiene eso sí un fin ó propósito moralmente sano. Buen tema, felcitaciones.