Nueva normalidad-nueva realidad
Jaime Arturo Carrera C. | Política y sociedad / 2020 NUEVA REALIDAD
No habrá una nueva normalidad en mucho tiempo, lo que se está conformando es una nueva realidad.
La base de este y los próximos textos buscan promover la reflexión sobre la situación que vive el mundo y explorar sobre los escenarios y la prospectiva del futuro inmediato, mediato y de largo plazo.
La hipótesis propuesta es que no habrá una nueva normalidad en mucho tiempo, ya que se está conformando una nueva realidad -NR- esta se estabilizará como «normal» cuando el sistema global encuentre nuevos equilibrios dinámicos que permitan cierta estabilidad al conjunto del sistema.
El sistema global, desde hace algunos años, empezó a perder su equilibrio dinámico, pero de una forma u otra logró mantenerlo aunque de manera precaria. El COVID-19 llegó a golpear de forma certera exactamente en el punto perfecto para terminar de desequilibrar todos los subsistemas administrados por el ser humano. El virus, un pequeñísimo elemento (aún no se sabe si vivo biológicamente), ha sido la causa de transformaciones obligadas en el «modo de ser» de la persona y las sociedades. El ser humano no ha podido tener control sobre él.
Para explicar la hipótesis se hace necesario tratar de percibir la realidad (sistema global) desde una perspectiva sistémica. Se pretende captar la situación y lo que sucede desde la observación de cuatro grandes subsistemas: el ecológico-natural, el económico, el social y el político-institucional; todos ellos integran el sistema global. Además, se pueden estudiar a varios niveles; global, territorial y local aunque también es factible diseñar o convenir otras categorías para su análisis y estudio [1].
El sistema global, siendo un sistema abierto, recibe insumos y emite productos. En los procesos dinámicos se desarrollan eventos de sinergia [2] y entropía [3] y se generan relaciones e interrelaciones entre los distintos subsistemas. Cualquier evento que sucede en uno de los subsistemas repercute en el mismo y en los demás, como dice un proverbio chino que se ha repetido en muchas ocasiones: «el batir de las alas de una mariposa en China, puede provocar tormentas, huracanes o terremotos en México».
Curiosamente el virus se originó en China y ha provocado terremotos económicos, sociales y políticos-institucionales en todos los países del mundo. Es muy factible que su origen pueda encontrarse en un desequilibrio de la relación entre el sistema natural y el social provocado por el ser humano.
Un virus propio de un organismo animal pudo evolucionar para alojarse en el organismo humano que no tuvo mecanismos de defensa, no tuvo capacidad de inmunidad y se vio desprotegido. Ha sucedido en otras ocasiones, con otras enfermedades que se originaron en animales y se han transferido a los humanos, ello se encuentra bastante documentado. El desconocimiento de la enfermedad y sus mecanismos y efectos en el cuerpo humano no permitieron contar con tratamientos efectivos en caso de gravedad. El golpe fue mortal.
Los principales desequilibrios que se gestaron a través del tiempo se pueden resumir de la siguiente manera: en el subsistema ecológico natural, la gran presión debida a la sobreexplotación de los recursos naturales y la generación de desechos lanzados al ambiente han terminado por acelerar el cambio climático. El calentamiento global provoca descongelamiento de las zonas polares incrementando el nivel del mar. La modificación del comportamiento de las corrientes marinas ha generado sequías y tormentas extremas. Los hábitats se han modificado y la biodiversidad se ha reducido, lo que ha cambiado las relaciones entre los diferentes organismos y su comportamiento. Las consecuencias de todo ello se perciben, pero no se puede establecer con certeza hasta donde llegarán los impactos. Lo anterior solo para citar resumidamente alguna dinámica del subsistema, lo descrito únicamente se acerca a una imagen imprecisa de los complejos fenómenos. El subsistema natural o ecológico probablemente sea el de mayor autonomía de funcionamiento en relación a la actividad humana, pero sí recibe los impactos negativos de ella.
En esta oportunidad solamente se mencionan algunos fenómenos de forma general, más adelante será necesario profundizar en las principales situaciones y comportamiento de cada subsistema.
Los otros tres subsistemas están íntimamente ligados a la acción antropogénica, es decir a la acción del hombre.
En referencia al subsistema económico este nunca ha contado con equilibrios dinámicos estables porque se ha modificado permanentemente, sin embargo en las últimas décadas la economía real se vio fuertemente impactada por la acción de la economía financiera especulativa. Ello consiste en generar o «ganar» dinero-papel sin que existan bienes concretos que lo respalden. Por ejemplo, las acciones de una empresa cualquiera pueden subir de precio solamente por la expectativa de que la empresa tendrá más ganancias en el futuro. Otro aspecto importante en el subsistema es que muchos procesos de producción tienen características extractivas e impactos negativos al ambiente, ya que los procesos de producción primaria (minería y agricultura), así como la industria impactan al ambiente en frecuentes casos de forma irreversible. El subsistema económico de carácter global ha promovido la concentración de la riqueza producida en una muy pequeña porción de la población y no promueve la distribución equitativa de la riqueza (el capital es el factor mejor compensado) lo que va en detrimento de una gran parte de la población (especialmente asalariada o sin trabajo permanente) que ha visto perder sus condiciones de vida o no tiene la posibilidad de mejorar su calidad, ello es desesperanzador, provoca frustración y lleva a las sociedades al borde de la violencia, lo que impacta fuertemente en el subsistema social.
De esa manera, el conjunto de la sociedad -subsistema social- ha detenido el mejoramiento de su nivel y calidad de vida, o aún peor, ha sufrido el retroceso en las condiciones de pobreza y pobreza extrema. De forma complementaria, los más fuertes impactos negativos del cambio climático afectan a las poblaciones más pobres del planeta.
Otro fenómeno importante se refiere a las migraciones globales, las que se han incrementado, conformando enormes conglomerados de personas, inclusive en caravanas migrantes desde el sur del planeta hacia el norte, a los países que cuentan con mejores opciones para vivir y mejorar su calidad de vida, el fenómeno genera grandes conflictos. Pero las migraciones internacionales se complementan con las que se dan hacia el interior de los países, las que se han incrementado de forma explosiva, y las ciudades y centros urbanos reciben grandes cantidades de personas que provienen de las áreas rurales en busca de mejores oportunidades para vivir, estos grupos de personas con frecuencia se encuentran hacinados en focos de pobreza urbana o periurbana. Hacia mediados del presente siglo, casi 3 cuartas partes de la población mundial habitará en ciudades.
En referencia al subsistema político, cultural e institucional, es el sistema que debería cumplir un papel fundamental en cuanto a la regulación del funcionamiento de los equilibrios dinámicos de los otros subsistemas, de manera de dar una respuesta orgánica para dilucidar o complementar, acompañar y regular a los otros subsistemas y a él mismo a manera de desencadenar y promover procesos de sinergia que desemboquen en la convivencia pacífica y en la armonía con el subsistema natural.
Este papel del subsistema, que es una función preponderante y determinante, debería perfeccionarse como aspiración propia de la humanidad para que cada vez fuera más funcional y los equilibrios dinámicos de los subsistemas y sistema global tendiesen a ofrecer las condiciones más adecuadas para la digna convivencia humana y de ella con la naturaleza. Para asegurar mejores condiciones de vida en la actualidad y hacia el futuro. Esta aspiración puede ser homologada con la propuesta conocida de desarrollo sostenible.
En la realidad y en la actualidad, el sistema se encuentra seriamente alterado, lo que no le permite cumplir con sus funciones vitales, provocando disfuncionalidad sistémica y agravando los desequilibrios en el mismo subsistema y en los otros.
En resumen se puede apreciar que la acción política se ha deteriorado, puesto que se le pide funcionar bajo criterios de «mercado»; oferta, demanda, precio, rentabilidad, eficiencia, eficacia y rentabilidad, entre otros.
El mayor problema en el espacio político es que además se ha corrompido y se ha olvidado del valor del «servicio público» y se ha conformado para obtener beneficios de pequeños grupos e incluso de orden personal, frecuentemente aun con figuras ilegales y sin ningún respeto a la vida humana y la sana convivencia social.
En cuanto a lo cultural, una serie de prácticas que antes no se consideraban como correctas y que habían servido para avanzar en el progreso social, se han modificado y otras se han incrustado en las sociedades y en su funcionamiento regular, para apuntalar la idea del éxito en función de la acumulación de dinero. Una buena parte de esas orientaciones se han enraizado en las escuelas orientadas por fundamentos doctrinarios e ideologías económicas.
La orientación individualista, egoísta y competitiva ha demeritado el servicio público, el trabajo en equipo, la colaboración, la práctica ciudadana y la solidaridad.
En un medio fértil, la corrupción es tolerada e inclusive bien vista cuando permite que las personas mejoren su estatus y adquieran poder. La narcoactividad, por ejemplo, se ha incrustado en muchos estratos, inclusive sustentando procesos económicos legales. En ausencia del Estado o dentro de él se ha permitido la acción de esquemas delictivos y algunos sectores los toleran y hasta viven de ellos. Es importante mencionar que aún se pueden percibir espacios que se manifiestan poco contaminados y/o que buscan esquemas de convivencia diferentes, como es el caso de los movimientos ecologistas y de reivindicaciones específicas.
Bajo estas circunstancias, los esquemas institucionales se han debilitado, en el ámbito público, las políticas de reducción del Estado y de estabilidad económica basada en el control de la inflación y reducción del déficit fiscal han limitado la acción estatal reduciéndola paulatinamente o con golpes fuertes, lo que ha debilitado la ejecución de funciones tan básicas como la educación, la salud y el ejercicio de la justicia, pero también en otras que le corresponden y que apoyan el bienestar común.
Desde el ámbito privado, el excesivo afán de lucro y la visión de muy corto plazo han promovido la sobreexplotación de los recursos naturales, especialmente agua, suelo y bosque, y en vinculación con los ámbitos corruptos de la acción pública han demeritado la misma y provocado servicios y bienes públicos de mala calidad y poca cobertura para la población.
En este contexto delineado se presentó el COVID19 y golpeó a los subsistemas y al sistema global, más adelante examinaremos lo sucedido en cada uno de los subsistemas y trataremos de esquematizar en qué y cómo se han visto afectados.
La pretensión de volver a una nueva normalidad NN como la esquematizada, además de que no es factible, constituye cerrar los ojos a una realidad que precisamente ha conducido a la aparición del COVID-19.
[2]Sinergia: todo sistema es sinérgico en tanto el examen de sus partes en forma aislada no puede explicar o predecir su comportamiento. La sinergia es, en consecuencia, un fenómeno que surge de las interacciones entre las partes o componentes de un sistema (conglomerado). Este concepto responde al postulado aristotélico que dice que «el todo no es igual a la suma de sus partes». La totalidad es la conservación del todo en la acción recíproca de las partes componentes (teleología). En términos menos esencialistas, podría señalarse que la sinergia es la propiedad común a todas aquellas cosas que observamos como sistemas (Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile).
[3] Entropía: el segundo principio de la termodinámica establece el crecimiento de la entropía, es decir, la máxima probabilidad de los sistemas es su progresiva desorganización y, finalmente, su homogeneización con el ambiente. Los sistemas cerrados están irremediablemente condenados a la desorganización. No obstante hay sistemas que, al menos temporalmente, revierten esta tendencia al aumentar sus estados de organización (negentropía, información) (Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile).
Jaime Arturo Carrera C.
Ingeniero agrónomo con formación en Ciencias Políticas y Sociología. Observador empedernido, buscando lo que no se ve. Con interés en las tendencias no convencionales que empiezan a conformarse. Optimista, con fe en la humanidad y con la esperanza permanente de construir un mundo nuevo, donde prevalezca la armonía, la justicia y la paz.
Correo: [email protected]
Artículo que nos ayuda a pensar y reflexionar sobre cómo estábamos, cómo estamos ahora y cómo quisiéramos estar en el futuro. Excelente contribución
Yo no creo ni en nuevas realidades, ni en nuevas normalidades.
Es, simplemente, el normal desarrollo de la vida del hombre.