Desempleo durante la pandemia
Mario Polanco | Política y sociedad / NO MÁS IMPUNIDAD
Durante la pandemia del COVID-19, no tener dinero para la adquisición de los productos de la canasta básica familiar constituye una tortura.
Por medio de diversos mecanismos de comunicación, se hace referencia a los estragos que el COVID-19 está causando en la salud de las personas, en como el incremento en el número de casos provoca que los hospitales estén colapsados y las muertes vayan en incremento.
Poco se habla de la población que está padeciendo la falta de oportunidades, así como el cierre de espacios y el peligro de estar a las puertas de una crisis de naturaleza económica, esta situación se presenta sin que el Estado actúe en favor de mitigar cualquier tipo de daño. No se debe olvidar que fueron creados 10 programas encaminados a apoyar a la población que podría enfrentar mayor vulnerabilidad, en la práctica estos programas tampoco han tenido la fuerza para llegar a la mayoría de la población que lo necesita.
Miles de personas que habían perdido sus trabajos previo a la crisis, enfrentaron la imposibilidad de poder salir de sus casas a buscar nuevas oportunidades, lo que no imaginaron fue que a partir de mediados de marzo el número de desempleados se incrementaría.
En un reportaje de la BBC de febrero se decía que Guatemala ostentaba el récord de ser el país con el menor desempleo en América Latina, con tan solo 2.5 %; para el 1º de mayo, el ICEFI señalaba que podrían perderse 555 000 empleos más. Debido a la ausencia de indicadores oficiales, no ha sido posible determinar el porcentaje de desempleo para finales de julio, pero seguramente es elevado.
La realidad que enfrentan las personas sin empleo es complicada, debido a que la oferta de trabajo ha descendido significativamente; de manera histórica, las oportunidades para los guatemaltecos han sido escasas, ahora es casi imposible poder acceder a un trabajo estable.
Empresas privadas e instituciones del Estado no están contratando a ninguna persona, las primeras porque están buscando la manera de sobrevivir, en tanto que el Estado, por el bajo gasto público, no está generando trabajo de ninguna naturaleza.
La mujer, especialmente la madre desempleada, es la que se encuentra en condiciones de mayor vulnerabilidad, siendo ella la que tiene que salir a la calle a buscar el sustento diario para su familia. En la actualidad, al no existir oportunidad de empleo, se enfrenta a la dura realidad, en la cual ella y sus hijos son los que ven reducida su calidad de vida y con ello las oportunidad para el desarrollo al que todo ser humano debe tener derecho.
Las autoridades gubernamentales debieran contemplar que, además de destinar dinero para apoyar en los diez programas que han sido creados, se debería buscar la forma de crear oportunidades de empleo para la población que está sin trabajo.
Los recursos de los 10 programas están siendo desviados para el beneficio de viceministros y otros funcionarios del Gobierno. A manera de ejemplo, es poco serio haber tomado el recibo de electricidad como referente para distribuir el bono familia, cuando hay millones de personas que no fueron tomadas en cuenta por el lugar en que residen o porque simplemente no tienen electricidad.
Al menor plazo posible, el Estado debe crear un espacio de diálogo para llegar a acuerdos con la iniciativa privada, para que ambos empiecen a contratar a quienes se han quedado desempleados.
Generar empleo significa crear oportunidades para el desarrollo del país.
Mario Polanco
Graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala de licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, con Maestría en Seguridad y Defensa por la Universidad Mariano Galvez, actualmente director del Grupo de Apoyo Mutuo. Activista de derechos humanos, haciendo esfuerzos para que no haya más impunidad.
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