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Esbozos sobre la marimba

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Esbozos sobre la marimba

Luis Enrique Morales | Política y sociedad / OTREDAD Y EDUCACIÓN

Emprendí el camino, como un cruzado que fuera en busca de la Tierra Santa.
Iba sin prisa, deteniéndome en las haciendas del camino,
descansando en los ranchos hospitalarios, parándome en las fondas
con el objeto de oír las marimbas de los indígenas.
Aún recuerdo la profunda impresión que experimenté, una noche muy tibia,
muy cargada de aromas de selva, al escuchar por primera vez
aquel extraño instrumento autóctono, cuyas teclas de madera parecen
no tener sino notas quejumbrosas para llorar la esclavitud
en que los descendientes de Tecún Umán viven desde hace tantos siglos.
Enrique Gómez Carrillo

La canción favorita del Nobel guatemalteco de la literatura, Miguel Ángel Asturias, era una guarimba o 6 x 8 titulada Tristezas quetzaltecas. Compuesta por Wotzbelí Aguilar, quien luego de su vida como pianista de jazz y foxtrot en los cruceros y puteros panameños, inventa y recrea el ritmo que quizás sea una de las formas más representativas de la música guatemalteca después del son, pues su nombre deriva de: gua- por Guatemala y -rimba por marimba.

Hablar de la marimba guatemalteca es hablar de una larga y profunda historia. David Vela, quien es de los primeros en escribir acerca del tema, publica un libro en 1962, titulado La marimba. Él hace un recorrido sobre lo antiguamente conocido como el piano guatemalteco.

Según Vela, en una referencia a Castañeda Paganini, dice que la marimba, después del tambor, es uno de los instrumentos más antiguos. Lo que justifica con la mención de la cronología de los ideófonos escrita por Erich von Hornbostal y titulada La etnología de los instrumentos sonoros africanos, publicada en 1933. Vela afirma la antiquísima existencia del instrumento en Guatemala, además, a partir de los estudios ya mencionados, localiza el origen de la marimba en el África central. Lamenta la no existencia de una cronología de la marimba en la región centroamericana. Estudios más recientes muestran que la marimba surge en Mesoamérica entre 1492 y 1680, con la mezcolanza europea, africana y americana en la región.

Imagen, La marimba en los pueblos, una marimba simple, de cuatro octavas ya con «cajones», como resonadores, en vez de tecomates; de tipo que en el último tercio del siglo XIX se hizo indispensable para amenizar fiestas y actos públicos, tomada de La marimba de David Vela, página 117.

Aunque todo esto está en disputa en los lares intelectuales musicales, unos dicen que el origen de la marimba no es ni de Asia ni de África, que es mesoamericano. Estas hipótesis las da a conocer Lester Homero Godínez Orantes en su libro, titulado igual que el de David Vela, La marimba, y muestra las dos creencias. La primera dice que el registro de la marimba está en un códice que se desconoce su paradero, donde se puede ver claramente un Ajtij maya con una marimba o en el vaso ceremonial de Ratinlinxul, donde claramente se puede ver una «marimba» que podría ser cualquier otra cosa, pero la hipótesis dice que es una marimba. Estas dos hipótesis serian refutadas por Enrique Anleu Díaz, pues según él, en su libro Esbozo histórico-social de la música en Guatemala, donde refiere a Fuentes y Guzmán y el Chilam Balam, dice que en las ceremonias indígenas la música era dada por flautas melancólicas, atables, pitos y caracoles.

Académicamente se dice que el origen no es importante, aunque la otra parte dice que el origen sí es importante; entonces las dos líneas hablan de las influencias en la sociedad. En efecto, la influencia también es importante. En una tesis de la Universidad San Carlos de Guatemala, escrita por Axel Adolfo Aceituno López y titulada Evolución de la marimba orquesta en Guatemala, se presenta una evolución de la marimba hasta llegar a la última de la época, la marimba orquesta. Aceituno habla de las etapas, a saber, marimba indígena en el siglo XVIII y siglo XIX, y la marimba ladina del siglo XX. Luego, en una sección donde describe los ritmos musicales nacionales: son típico, son chapín, son de pascua, son de proyección folclórica, son barreño, son zapateado, la guarimba, la suite indígena y otros más, hasta llegar a la marimba orquesta, concluye que esas adaptaciones históricas han mantenido la marimba viva.

No solo esto, la tradición de compositores y músicos de dicho instrumento es importante, y esto se conserva en un libro publicado por la Universidad Rafael Landívar, titulado Música y músicos de Guatemala y escrito por el compositor guatemalteco-alemán Dieter Lehnhoff, donde explica y hace un recorrido entre compositores de marimba y de otras líneas musicales guatemaltecas. Un libro recomendable aunque sea la clara muestra de que la historia la escriben siempre los que ganan.

El gran error es creer que han sido los grandes compositores los que han mantenido viva a la marimba. Actualmente, el compositor, antropólogo y director de la Marimba Reyna Quetzalteca y de escuela municipal de marimba, Omar Leiva, en un trabajo antropológico presenta una nueva genealogía de la marimba, por medio de entrevistas a diferentes músicos de la región, tales como César Raymundo, Juan Danilo Raymundo, Mario Alonzo, Yovany Monterroso, Rolando Lucas, Alfredo Días, Edgar Díaz y Ervin Quiroa. La genealogía de Leiva es pues una labor nunca antes hecha, pues él dignifica la voz de los músicos que ha sido silenciada por las estructuras de poder y que, con justa y gran razón, nos muestra que las grandes composiciones no se mantendrían vivas si no fuera por cada uno de estos músicos que históricamente han conocido el arte de tocar la marimba y que hasta hoy en día siguen conservando con el respeto y dignidad que esta merece.

Imagen principal, La reina de las marimbas, conjunto femenino de marimbistas que ha sobresalido en la ciudad de Guatemala. De izquierda a derecha: Marta Gioconda Calvinisti, pícolo del tenor; Berta Sánchez Valdés, segunda de tiple; Reina Victoria Velázquez, pícolo; Rosa Velázquez, tiple; Alicia Velázquez, centro; Blanca Velázquez, bajo; y Rosalinda López, contrabajo, tomada de La marimba, David Vela, página 154.

Luis Enrique Morales

Nació en Quetzaltenango, Guatemala en 1989. Escritor, poeta y columnista. Egresado de la Universidad Galileo en 2012. Actualmente residente en Estocolmo, donde trabaja en docencia y, al mismo tiempo, realiza estudios a nivel de posgrado en Ciencias de la Educación (Pedagogía) en la Universidad de Estocolmo.

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