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Prosodia

El arte de la fuga Hoy en gAZeta

Prosodia

Julio Floresache | Arte/cultura / EL ARTE DE LA FUGA

Lo quiero plantear como si fuera una entrada de diccionario, para hacerlo más ilustrativo, es la emoción de una observación participante que vendría a ser una especie de etnografía musical de los últimos dieciséis años.

Prosodia

1. Fon. Grupo de personajes guatemaltecos que se juntan para hacer música antigua bajo sus propios patrocinios, dejando sus profesiones a un lado o sumergiéndose más en la profesión del músico que con pasión vocaliza o tañe los sonidos de un pasado rico en repertorio bajo la guía de un experto.

2. Hist. Ensamble musical fundado un 23 de julio de 2004 para interpretar música guatemalteca del período colonial, utilizando para ello el nombre de Capilla del Valle de la Asunción, pero devenido en Ensamble Prosodia en 2016 para evitar malos entendidos y ya no los confundan con un coro de iglesia, aunque la esencia de una capilla en la época colonial era precisamente esa.

3. Soc. Conjunto de amigos que se la pasan requetebién mientras cantan o tocan instrumentos, o ambas cosas al mismo tiempo. Es notable que con el tiempo el uso de los recursos vocales e instrumentales son los más apropiados, buscando una sonoridad «históricamente informada» para presentar ante el mundo lo que pudo haber sido el sonido de la Guatemala colonial desde una visión crítica que no solo pondera lo que la cultura hegemónica criolla impuso desde el aparato ideológico de la iglesia, sino lo que las culturas subalternas respondieron desde sus propios mecanismos de resistencia, dando lugar a una música que es rica en expresividad a partir de la prosodia que subyace en los textos que se cantan y que vienen siendo rescatados del polvo de los archivos y convertidos en sonido vivo y contundente para el deleite de los auditorios expertos y diletantes.

Bueno, ya expuse mi emocionante definición de este grupo y me desahogué intentando explicar lo que yo escribiría en un diccionario sobre ellos. Pero es que resulta que ellos son mis amigos y no puedo soslayar que me siento privilegiado de tañer instrumentos con ellos y participar de la construcción musical que se realiza. Sé que puede resultar exagerada mi exaltación pues tal vez ese tipo de música no está en sus códigos de cultura musical, si lo extenso de la música académica tiene pocos consumidores, comparados con la enorme cantidad del consumo de la industria cultural que ya se sabe, masificada, consume lo que se les ofrece sin cuestionar ni ligeramente por asomo buscar otras sonoridades. La música histórica es para un segmento culto que, contadas excepciones, muestra una cierta élite de escucha que es la que llega a los conciertos, la que seguramente «sigue» en redes sociales, o consume en el streaming de su preferencia.

Cayendo ya en una necesaria exposición de su historia, aunque intentando resumirla en la brevedad de este espacio, es necesario resaltar que el Ensamble Prosodia muestra desde su fundación un intenso trabajo por mesurar la calidad interpretativa de ese repertorio tan complejo. Agradeciendo a Omar Morales, su fundador y director, musicólogo, cantante e instrumentista ocasional, investigador acucioso y demandante, quien me ha permitido acceder a algunos documentos de su fundación, puedo dar fe de la enorme responsabilidad que asumieron al abordar la fundación de un grupo de música antigua iberoamericana, como naturales descendientes de algunos otros grupos que les antecedieron en Guatemala, como el Círculo Musical Antigua, Ars Nova, Orquesta Ars Magna, Capella Antiqua, Ensamble Barroco, Cantoría de Tomás Pascual, Ensamble Millenium, que entre voces e instrumentos eran el escenario de la música antigua antes de 2004. Ese compromiso es notable en la seriedad administrativa que implicaba ser parte del ensamble, y la organización como una entidad cultural que tenía altas expectativas nacionales e internacionales.

En una primera cohorte, iniciada justo el 23 de julio de aquel año, en un primer ensayo o reunión de constitución, iniciaron el ensamble Becky Vásquez, Andrea Pellecer, Otto de la Roca, Edwin Paredes y Omar Morales. En octubre se sumaron Salvador Ovalle, Hembly Godoy y Francisco Ruiz, y en noviembre llegó Daniel Ovalle. Se evidencia que inicialmente fueron un cuarteto vocal que en cuatro meses evolucionó a octeto, con la clara división clásica de soprano-contralto-tenor-bajo (SCTB) para la realización de polifonía vocal.

En una segunda etapa, agregando sonoridades instrumentales y el normal ciclo evolutivo de todos los grupos vocales, en 2006 se integró Bera Zepeda como contralto, Brendy Boj con arpa y Lourdes López con violoncello, lo que amplió la construcción del bajo continuo, y permitió también la acometida de una grabación titulada El fiel peso y medida junto a la flauta de pico de Daniel Ovalle. El retiro e intercambio de algunos integrantes hizo que luego se unieran al proyecto las sopranos Ana Amato y Diana Ramírez, en 2007. Es justo decir que en esos 3 años y en lo sucesivo, el grupo había adquirido una madurez que era fruto del compromiso y el gusto por ese repertorio, puesto que hacia finales de 2009, que es cuando por circunstancias del destino me asomo para participar en un evento como continuista, observo la eficacia alcanzada y me siento comprometido de hacer bien lo que me demandan. El sonido del grupo ya era suficientemente consistente con la música antigua, de la que yo venía acostumbrado con Ars Nova y Ensamble Barroco, y un imperativo me hacía sentir satisfacción de que hubiera una propuesta fresca, joven, consistente, madura y eficiente.

En una tercera etapa, que es ya entre 2010 y 2011, sucesivamente nos vamos agregando junto a Carlos Mota con las flautas de pico y ocasionalmente con el violoncello barroco. Con todo, me cuenta Omar, que entre lo anecdótico de esos años, para el bajo continuo utilizaron arpa, cello moderno y un cuatro venezolano que luego implicó la llegada de la guitarra barroca de Paco Ruiz, y todavía se logró integrar en la grabación del disco. Numerosas piezas anecdóticas retratan la evolución que ha llevado transformar la sonoridad, pues la guitarra barroca sufrió un accidente en un concierto en Perú, prácticamente se fracturó una buena parte, pero fue restaurada y sigue sonando y aportando sabrosura de rasgueos y contornos melódicos. En otros viajes fue toda una aventura la transportación del arpa y el cello, en aviones y en buses, había que pagar boletos extras o buscar un receptáculo que permitiera llevarlos sin daños colaterales.

En una cuarta etapa, hacia 2015 se agrega Corina Valdez con flautas de pico, quien en 2017 inicia a tocar el cornetto. Todavía más ambiciosamente, en ese mismo 2017 se agrega la viola de gamba que es la prima que abre las piernas, del ejecutante, pero guarda ese parentesco con el cello barroco y en 2018 el bajón, que es como un hermano viejo del fagote moderno y ha sido tocado por Nelson Menjívar y actualmente por Marlon Chacón. Estos agregados marcan sin duda una etapa distinta en la sonoridad, al mismo tiempo que permiten ir en la búsqueda de un sonido que identifique lo que expusimos arriba, cómo sonaba esa parte de Guatemala en la colonia, porqué hay tantas partituras que sólo se encuentran en Guatemala aunque sean de compositores iberoamericanos, porqué ese repertorio puede catalogarse como patrimonio cultural guatemalteco o mesoamericano, sin llegar a los nacionalismos absurdos, pero ponderando el valor histórico que representan.

Llegados a este punto, es valioso mencionar a otros amigos y colegas que han pasado por CapillaDelValledelaAsunción-EnsambleProsodia que cumple 16 años, y son ellos: Emeline López (órgano), Julio Eduardo Pirir (clave y órgano), Dominique Hunziker, Héctor Hurtarte, Yvonne Medrano, Beatriz Ixcot, Sergio Alvarado, Nicole Franco (cantantes) y Erick Carrillo (percusión).

Y finalmente, cómo describir la música de Ensamble Prosodia, con 16 años de trayectoria, realmente se puede decir mucho, pero es mejor escucharlo y apreciarlo, y sentir un pedazo de una identidad que puede ser voluble o escurridiza, pero que es nuestra. Feliz cumpleaños, Prosodia.

Fotografía principal por Julio Floresache.

Julio Floresache

Músico con formación antropológica, o antropólogo con formación de músico. Escritor sin formación más allá de la lectura voraz. Publicó Tocar el cielo… con Editorial La Tatuana, Guatemala, 2010. Apasionado por la música, la cultura y la educación. Algunos textos suyos se han publicado en revistas virtuales y físicas.

El arte de la fuga

Correo: floresache@gmail.com

3 Comentarios

  1. Floresache 26/07/2020

    Sólo para aclarar que la fotografía principal fue aportada por Omar Morales Abril en la página de feisbuc a donde se redirige el link de Prosodia, al final del artículo.
    Felices 16 años de Música Antigua.

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  2. Omar MA 27/07/2020

    ¡Gracias, Julio por tu observación participante! Gracias también a quienes han formado parte de la agrupación (Erick Morales, tenor, se escapó de la lista) y a la gente que hace suya esta música y hasta le permite comprender mejor nuestras actuales realidades socialEs y culturales.

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  3. Floresache 30/07/2020

    Cierto. Un lapsus. Mis disculpas al amigo Erick Morales.
    Entre todos los mencionados, sin jerarquías más allá del tiempo que aportaron al proyecto, todos enriquecieron o lo siguen haciendo para lograr una calidad que se respete.

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