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Tres fechas de junio que no deben olvidarse. (Y otra para olvidar)

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Tres fechas de junio que no deben olvidarse. (Y otra para olvidar)

Carlos Enrique Fuentes Sánchez | Política y sociedad / EL EDUCADOR

21, Día Nacional contra la Desaparición Forzada; 25, Día del Maestro; 27, dimisión del presidente Jacobo Arbenz Guzmán. Las tres fechas conectadas entre sí por dos elementos: el despotismo y la búsqueda de justicia social.

El 25 de junio muere María Chinchilla Recinos, maestra, asesinada por los soldados y guardias del dictador Jorge Ubico. María Chinchilla muere participando en una manifestación en busca de justicia no solo para el magisterio, sino para el pueblo guatemalteco, subyugado por Ubico y sus militares. No es una simple lucha por un reajuste salarial. Es una protesta plena contra las arbitrariedades del dictador. En su honor, el magisterio guatemalteco solicita que esa fecha se conmemore el Día del Maestro.

En aquel entonces, los maestros ganaban poco, tenían que desfilar vestidos militarmente para el cumpleaños del dictador, las maestras embarazadas eran despedidas de su trabajo y las escuelas estaban militarizadas o semimilitarizadas. Ubico había implementado el espionaje y denuncia entre los maestros y la Universidad de San Carlos no gozaba de autonomía. La muerte de Chinchilla, junto al documento de los 311, fueron los detonantes para la renuncia de Ubico.

Hoy, la consigna magisterial indica: «¡Este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta!». Los actos, en la mayoría de departamentos, tienen una parte conmemorativa y otra de celebración. En la primera, se hace una conmemoración y se exalta la figura de María Chinchilla, así como se analiza el papel del magisterio en la coyuntura. Es pues, una fecha que todos los guatemaltecos, y particularmente el magisterio, no deben olvidar, porque marcó el inicio de lo que más tarde fue la Revolución de Octubre de 1944.

La segunda fecha, 27 de junio, es la fecha de la dimisión de Jacobo Arbenz Guzmán, uno de los dos y único mejores presidentes que haya tenido Guatemala. Su renuncia obedeció a la invasión de mercenarios centroamericanos entrenados y comandados por un norteamericano, quienes fueron derrotados por el ejército de Arbenz. La derrota del Gobierno guatemalteco se debió a otros factores: por un lado, a la guerra psicológica promovida por la Central de Inteligencia Americana a través de radios clandestinas y los poderosos aviones enviados por el presidente Eisenhower, para llevar a cabo un plan bien fraguado contra el supuesto comunismo que practicaba el gobierno de Arbenz. El otro factor fue la traición de algunos jefes militares sobornados por EE. UU. por intermedio de la CIA, familiares de funcionarios gringos y la Iglesia católica de aquel entonces. A partir de esa fecha, Guatemala nunca volvió a tener democracia.

Esta fecha tampoco debe olvidarse por todos los guatemaltecos, porque evidencia el papel que ha desarrollado Estados Unidos de América para sojuzgar a Guatemala. Es una de las mayores afrentas que Guatemala haya sufrido por parte de EE. UU., país que, poco después, durante el conflicto armado interno, continuó apoyando técnica y financieramente al ejército guatemalteco en su lucha contra la guerrilla y en favor de los oligarcas que se valieron de dicho ejército. Si se lograra que los guatemaltecos de los cuatro pueblos conocieran a fondo la invasión extranjera ocurrida en esa fecha, seguramente terminaría la admiración que algunos guatemaltecos manifiestan por aquel país.

La tercera fecha, el 21 de junio, Día Nacional contra la Desaparición Forzada, es consecuencia de las dos anteriores. Luego de la contrarrevolución en 1954, volvió la injusticia social en Guatemala. Los empresarios nacionales y extranjeros retomaron la explotación de los trabajadores mestizos e indígenas, volvieron los regímenes militares, lo que provocó que a partir de 1960 comenzara el enfrentamiento armado interno que duró 36 años, durante los cuales hubo miles de muertos por las balas en los enfrentamientos y, más, en las masacres cometidas por el ejército nacional, siguiendo órdenes del Gobierno de Estados Unidos de América y de los oligarcas guatemaltecos. La Comisión de Esclarecimiento Histórico –CEH–, registró un total de 42 275 víctimas, de ellas, 23 671 corresponden a víctimas de ejecuciones arbitrarias y 6159 a víctimas de desaparición forzada.

De esas 6159 personas desaparecidas, torturadas y asesinadas, muchas de las cuales siguen sin aparecer, hubo hombres, mujeres y niños. Hubo estudiantes de secundaria y universitarios, maestros, obreros, profesionales universitarios, etcétera. La consigna era desaparecer a todas aquellas personas que se atrevieran a «hablar contra el gobierno». Bastó, muchas veces el «chillo» de un vecino que acusara de guerrillero a otro vecino, para que este último fuera sacado de su casa, de la escuela o de su trabajo, y luego desaparecido. Algunos de los desaparecidos que lograron escapar narran las torturas a las que fueron sometidos. La mayoría no vivieron para contarlo. Y desde ese entonces, los familiares siguen clamando «Vivos se los llevaron, vivos los queremos». Y también por eso la organización H.I.J.O.S y otras organizaciones dicen «No al perdón y al olvido, JUSTICIA».

¿La otra fecha, 30 de junio? Mejor olvidarla.

Todo maestro, estudiante o profesor universitario o profesional graduado en la universidad debe cumplir, por lo menos, con una de las recomendaciones de la CEH: la de dar a conocer la verdadera historia del conflicto armado interno. Algunos ya comenzaron. Usted, estimado lector, ¿cuándo lo hará?


Carlos Enrique Fuentes Sánchez

Pedagogo y Educador, con 40 años de experiencia docente en los diferentes niveles del Sistema Educativo nacional; surgido de los barrios pobres de la Capital pero formado en diferentes departamentos de la republica. participante y decisor en procesos y redacción de documentos de trascendencia en la educación nacional en los últimos años. Asqueado de la historia de injusticia social que vive Guatemala desde la invasión Española, así como de la historia de masacres y crímenes políticos sufridos por la población, aspira a una Guatemala diferente, justa, democrática y humana, a la cual se pueda llegar por medio de una educación popular y revolucionaria, para todos y todas.

El educador

Correo: cfuentes3151@gmail.com

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