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Modalidades de la presencia entre lo virtual y lo presencial

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Modalidades de la presencia entre lo virtual y lo presencial

Hermes Vladimir Batres Osorio | Política y sociedad / LA HUMANIDAD DEVIENE

La problemática sobre lo presencial y lo virtual parecen estar abiertas en ámbitos diversos, discusiones matizadas por las formas de vivir, coexistir en la Modernidad digital. Afectada ahora por la pandemia, sin embargo, la multiplicidad de elucidaciones no apuntan hacia la originalidad del tema y sus posibles interrelaciones; «La presencia y las modalidades de la presencia». Veremos si podemos contribuir a la cuestión.

Las ciencias de la computación han realizado avances considerables como momentos de cientificidad y luego su incorporación a la técnica. Aparece así la tecnología, y con ella siempre una nueva praxis y los discursos que la acompañan. Cierto es que la tecnología ha modificado la vida del Homo sapiens sapiens desde la lanza del primitivo cazador hasta la videollamada disponible en la multiplicidad de dispositivos computacionales. En efecto, en el acontecer del ahora –crisis de la pandemia– emerge la novedad de lo virtual desplazando lo presencial; «teletrabajo», «educación virtual», «reuniones virtuales». De ahí una serie de discusiones enfrentadas, en apariencia insolubles entre lo virtual y lo presencial. Estas modalidades de la presencia del existente –presencia del hombre– en lo virtual no son estrictamente nuevas, ni emergen con el encierro obligado planetario. Pero, ¿qué significa presencia?, ¿a qué se le llama virtual?, ¿lo virtual es real?

A la presencia se le atribuye un sentido unívoco; estar frente a otro, en una palabra, el existente es percibido. Sin embargo, ¿cómo puede la presencia del otro ser percibida? ¿Acaso solo por los sentidos? Es necesario dilucidar la cuestión hasta sus últimas consecuencias. La presencia para nosotros es la experiencia posible de percibir al otro. Kant hacía referencia a la experiencia posible fenoménica desde las categorías de espacio y tiempo. Es decir, espacio y tiempo son las condiciones de posibilidad para la percepción y apercepción del fenómeno. Consecuentemente, se sigue de la objetivación-subjetiva del espacio, los conceptos «cercanía» y «lejanía», así la presencia del existente es próxima o ausente. Lo ausente no es la finitud de la existencia, entendemos por ausencia el no estar frente a otro, el no estar presente es lejanía. Análogamente, también el tiempo objetivado da cuenta del existente en la sucesión de los momentos objetivados. La presencia en el aquí y ahora son cercanía, por las cuales el otro percibe y apercibe la presencia desde el espacio y el tiempo.

Sin embargo, se nos podrá objetar: se puede estar presente y a la vez ausente. Es lo que se ha mostrado demasiado bien en la cotidianidad, cuando con intención se está en presencia del otro, en el cara a cara. Pero, con el uso indiscriminado de dispositivos abiertos, las redes sociales, estamos presentes, cercanos pero ausentes. Es lo mismo, cuando se está cerca, frente a frente, pero en la conversación sin prestar atención, se divaga, se está ausente. No obstante, esas ausencias son subjetivas, intersubjetivas; la presencia queda intacta, en la percepción desde la cercanía. Por la presencia, la alegría de la madre ante el nacimiento del hijo, fundido en un nosotros. Por la presencia, el beso, el roce de manos, el cruce de miradas, el saludo, el abrazo son plenitud de presencia. Ante la ausencia del otro, ausencia de presencia, aparece la soledad, no negativa, pero al fin soledad en un horizonte pleno de ausencias.

Con todo, necesitamos franquear la estructura de la presencia, por eso afirmamos que la presencia no es una cuestión unívoca sino equívoca. En efecto, lo equívoco aparece en las modalidades de la presencia: ¿qué es un libro sino la extensión de la presencia del autor transcendiéndose en el espacio y el tiempo captada por una subjetividad exterior? Ya no es, entonces, solo el cara a cara, el estar frente a otro para apercibir la presencia. La presencia no se agota, ni se diluye en el cara a cara, pues estamos ahora instalados en lo que llamamos modalidades de la presencia. Será necesario remitirnos al concepto de producción para acercarnos a la modalidad de la presencia que deseamos indicar. El hombre eyectado en el mundo –mundo dado, mundo natural– se construye mundo para sí; en una palabra, el existente se construye un mundo metafísico y material. Aquí nos interesa el material; la construcción del mundo es un cultivar del mundo. En la producción material como cultivo del mundo surge también la tecnología (aplicación de la ciencia a la técnica). El producto tecnológico es un potenciador de la existencia, una bicicleta potencia mi capacidad de locomoción, el libro producto tecnológico potenciador del saber.

Las ciencias de la computación desde la estructura binaria (técnica del lenguaje en binario), desarrollaron la capacidad de cómputo, desde las interconexiones de los equipos (red de redes) hasta la inteligencia artificial. Los productos tecnológicos binarios son potencializadores de la existencia. Se ve la producción de mundo en el cultivar del mundo. Con las tecnologías de lo binario emerge el sentido de lo virtual. Lo virtual para nosotros significa lo más próximo, lo más cercano a la realidad. Entramos en un dualismo no infinito sino interrelacionado entre lo real y la realidad. Lo real es lo exterior al sujeto; lo natural y lo producido en el cultivo del mundo son lo real. La realidad es subjetiva, con ello queremos indicar que la realidad es la captación del mundo externo, es experiencia colectiva y subjetiva de lo real, en una palabra es el sentido. Ahora bien, ¿lo virtual es real?, ¿lo virtual es realidad?, ¿cómo afecta lo virtual a la presencia?

La ventana de un software cualquiera solo existe en la estructura binaria, fue construida por el acto de la producción material, su constitución es exterior al sujeto, pero es real en un ámbito,y con ella se puede interactuar. Empero, también es realidad; tiene un sentido para la subjetividad del sujeto, constituye la captación de una o múltiples experiencias. Entonces, lo virtual es real pero con grado de distinción. Desde este punto de vista puede entenderse el sentido de lo virtual. Consecuentemente, lo virtual en sus afectaciones, como producto posibilitado por la tecnología, afecta la presencia natural del existente hacia la modalidad de la presencia virtual. Por afectación no debe entenderse, por ningún motivo, una expresión peyorativa, dado que, como hemos señalado en anteriores líneas, la tecnología potencia la existencia y sus estructuras, entre ellas la presencia. Así pues, lo virtual es el fundamento para potenciar la presencia. En efecto, la presencia virtual es la posibilidad de estar frente al otro trascendiendo el espacio y el tiempo. La presencia virtual es una trascendencia de la presencia física.

No obstante, en el fondo, las discusiones entre lo presencial (solicitar la presencia) y lo virtual se han desarrollado en antagonismos de lo natural (presencia) y lo creado por el hombre (presencia virtual creada, artificial, no natural). Para nosotros, la elucidación del sentido de lo presencial y lo virtual es más bien una cuestión de «distinción» y no de «diferencia». Hemos afirmado nosotros mismos que la presencia es una estructura con multiplicidad de modalidades posibles. Es decir, la presencia del existente es la posibilidad de otras formas de presencia. Entonces, la presencia y las múltiples formas de presencia constituyen una unidad. Así, la distinción se refiere a un no estar fuera de la unidad de la presencia, sino a ser parte de la unidad, con particularidades propias. Por eso señalamos que la modalidad de la presencia virtual no es radicalmente diferente de la presencia. Por otro lado, la diferencia para nosotros implica la constitución de otra unidad. Una constitución externa a la unidad señalada, precisamente porque la presencia es unidad y la presencia virtual solo es una extensión de la presencia, una modalidad, como podría ser de otro modo. Pensar en un posible fundamento de la presencia fuera de la misma presencia carecería de todo soporte. En ese sentido, la presencia virtual es una distinción de la presencia.

Análogamente, la presencia virtual, al ser una modalidad extensiva, potenciadora de la presencia, habrá que advertir de los posibles límites. Es lo que ahora tratamos de exponer. La presencia es una trascendencia que se afirma a sí misma al posibilitar la contingencia de lo presencial. En lo presencial, lo objetivo del beso, el abrazo, mirar a los ojos, tomarse de las manos o estrechar las manos del saludo. Al contrario, la presencia virtual es una trascendencia opaca, pues el existente, al limitarse solo a la pura presencia, la contingencia que inicia con la presencia cae; la ausencia de la caricia o lo tibio de los labios, se extingue así la afirmación de la presencia original en la presencia virtual. Entonces, la presencia virtual, aunque potencia de la presencia del existente, llega más lejos en el espacio-tiempo, pero llega limitada con respecto a lo que es sin la mediación de lo virtual.


Hermes Vladimir Batres Osorio

Investigador independiente, entusiasta por naturaleza, inscrito en el humanismo como la preocupación legítima por el otro y de su dignidad, amante de la filosofía, creyente en las luchas sociales, comprometido con la pedagogía crítica, defensor de la educación laica y liberadora, movido por los invisibles, interesado por el pensamiento latinoamericano y la cosmovisión de los pueblos originarios.

La humanidad deviene

5 Comentarios

  1. Carlos Aldana 17/06/2020

    Me parece una novedosísima manera de plantear una discusión que en la pandemia, más que urgente, es importante para comprender las maneras cómo hemos construido las relaciones entre personas. Y entre personas y el mundo. No hablo solo de la situación excepcional, sino de la construcción del mundo y de los modelos de ejercicio de poder que han sido la base para llegar a la actualidad realidad. Buen aporte Hermes.

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  2. Mónica Mansilla 22/06/2020

    Me ha parecido excelente aporte Hermes. Si bien es cierto que en estos tiempos de crisis lo virtual ha venido a ofrecernos herramientas prácticas y útiles para continuar realizando nuestras actividades cotidianas, no debemos dar por sentado que estas formas de presencia deben quedarse incorporadas a nuestra rutina, aún después de superada la pandemia. Claro está que como seres humanos tenemos el componente bio-psico-social dentro del cual los procesos de socialización y afectividad son fundamentales, pero estos deben desarrollarse dentro de un contexto presencial humanamente físico para que el hombre pueda continuar viviendo en sociedad. Saludos!

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  3. Ani Castañeda 22/06/2020

    Me encanta la solvencia con que proyectas la nueva cultura comunicacional y las consecuencias que ésta genera. Independientemente de la coyuntura ya habíamos iniciado con un lenguaje impersonal que, en efecto concluye en importantes distanciamientos aferrados a la realidad (subjetiva) virtual de la que fácilmente se convierte en distractores de la armonía corporal – física vinculada a la emocionalidad. Es sin duda uno de los puntos medulares por los que vivenciamos el actual impacto que, si bien favorece a la intención de la reducción de riesgo, tiempo y espacio viene acompañada también de gravísimas secuelas sociales. Excelente proyección Hermes!!

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  4. Maribel 25/06/2020

    Interesante reflexión. Cuando hoy en la educación se debaten las formas más objetivas y novedosas para llevar la enseñanza. Que ella sea verdaderamente creativa ya sea presencial o no.

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  5. Vladimir Pineda 28/06/2020

    Gran trabajo,  es uno de los fenómenos, antes sociales, hoy vitales, que merecen pensarse de esta manera dada su nueva posición imperante. 

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