Sobre Suecia
Luz Lescure | Política y sociedad / LUCES
Mucho se comenta en las redes sociales y en la televisión, sobre el caso Suecia, en donde la pandemia del COVID-19 se ha tomado con una política diferente a los demás países.
Y aquí estoy, en medio de la discusión, llegamos a Suecia en un día frío, como tantos otros, pero ahora entró un verano con una potencia aterradora y un calor seco espantoso. Y la pobre población sueca, que viene de un invierno oscuro y frío, quiere salir al aire libre a tomar sol. Y es difícil culparla. Cosa difícil en estos tiempos de COVID-19.
El problema radica en que en las redes sociales y en noticieros de la talla de CNN, han tomado el caso sueco como el raro, el que no puso a su gente en cuarentena ni cerró su espacio aéreo. ¡Cuánta mala interpretación! Comencemos porque la Constitución sueca prohíbe hacer leyes en caso de que no haya une guerra. Yo, como expresé antes, ¡ya no sé qué pensar ni a quién creerle en esto! El mismo primer ministro sueco dijo estar asediado por periodistas extranjeros que quieren saber qué pasa aquí.
Y la verdad, mis queridos lectores, es que no pasa nada, nada fuera de lo común. La población sueca sabe que su gobierno, tenga los defectos que tenga, no es corrupto, no les roba el dinero y se los devuelve en buenos servicios, como debe de ser. Es muy diferente a lo que pasa en nuestros países en América Latina, por ejemplo.
El Gobierno sueco recomendó a su gente hacer trabajo por internet, lavarse las manos a cada rato, mantener una distancia apropiada de otros seres humanos, no reunirse más de 50 personas, evitar las multitudes y, si tienes más de 70 años, quedarse en casa. La población sueca respondió a su llamado con una fe casi religiosa. Y, aparte del distanciamiento social, que es tan difícil de mantener, la población sueca ha respondido a su gobierno. Y han mantenido la curva del COVID-19 aplanada, como se esperaba. Sí es cierto que ha habido muchos muertos, sobre todo en los centros para personas mayores, pero ya habrá una comisión que estudiará caso por caso y nos dará sus resultados. Yo, para variar, tengo mi opinión al respecto. Ese de cuidar ancianos, es un trabajo que muy poca gente quiere hacer, se deja, en su mayoría, en manos de inmigrantes que, aparte de que hablan mal el sueco, son capaces de trabajar largas horas con el fin de ganar más dinero (seguramente para enviar a su familia en otros países), y no están acostumbrados a seguir los procedimientos de higiene suecos.
En resumen, aquí no sucede nada que no suceda en otros países, con el agravante de que se trata de un país diferente, de clima y población diferentes y que no sigue los lineamientos estrictos que esta pandemia ha impuesto en el mundo.
¿Y ahora que se acabó la cuarentena qué sucede? ¿Qué pasará en nuestros queridos países de América Latina? ¿Los seres humanos tomaremos como una religión eso de lavarnos las manos y cambiarnos la ropa al llegar a casa? ¿O al terminar la cuarentena, saldremos descarrilados a tomar sol, a hacer mandados, al salón de belleza, a casarnos, en fin, a hacer todo lo que nos impidió la famosa cuarentena? Generalmente, las cuarentenas históricamente solo han servido para reprimir más a las poblaciones. ¿Será ese nuestro caso? Esperemos que no.
Luz Lescure
Poeta, escritora y académica panameña. Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, estudios de posgrado en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha publicado los poemarios Volvería ser mujer, El árbol de las mil raíces, Añoranza animal, La quinta soledad y El mundo es un silencio. También los libros de relatos El obelisco de mi abuelo y La sonrisa de la primavera. Publicó La práctica diplomática, libro académico utilizado en universidades centroamericanas.
Correo: [email protected]
Pero en todo caso, Suecia tiene como 3000 y pico de muertos. En un país de 10 millones ………