Los ultraprocesados no urgen, la soberanía alimentaria sí
Paola Cano | Para no extinguirnos / SOBERANÍA ALIMENTARIA
Desde el inicio de la cuarentena, el Gobierno ha autorizado el funcionamiento de la industria alimentaria y los supermercados donde se venden los alimentos, pero no ha promovido la producción agrícola de los alimentos sanos y la soberanía alimentaria.
Digo esto, porque autorizó que todos los restaurantes de comida chatarra permanezcan abiertos las 24 horas e invita, en cadena nacional, a realizar pedidos a domicilio. También se autorizó la apertura de supermercados hasta las 15:00 horas. En cambio, los mercados solo tenían autorizado funcionar medio día, hasta que la población organizada de Sololá y Totonicapán, nos dio un buen ejemplo con las acciones realizadas el sábado 16 de mayo pues no era justo ni coherente la movilidad sin restricción de camiones de chucherías, gaseosas, jugos, envasados y cervezas mientras se vedaba el paso de frutas y vegetales.
Hablemos claro, pues desde un principio hemos presenciado el apoyo total a la cúpula empresarial, no así a la población y a la pequeña empresa, y el tema de alimentación no es la excepción.
Los ultraprocesados no son alimentos porque no alimentan, son todos los snack dulces y salados, bebidas envasadas azucaradas, gaseosas, enlatados, sopas instantáneas, salsas y comida lista solo para calentar, así como restaurantes de comida chatarra.
En Guatemala, los ultraprocesados son comercializados por 4 corporaciones familiares a través de más de 60 marcas que representan más de USD 2 millardos al año y USD 1.4 millardos en exportación a más de 60 mercados en el mundo, ocupando el segundo lugar en productos de exportación después del vestuario [1].
Las mismas corporaciones que han sido beneficiadas por el Gobierno en esta crisis derivada del COVID-19 y que a pesar de tantas ganancias han despedido miles de personas, a las cuales les llaman «colaboradores», como si la gente en lugar de trabajar para vivir, trabajara para colaborar.
A mí sí me indigna ver que esas corporaciones, además de evadir impuestos, no comparten sus ganancias con la población, pero sí invitan a donar «el amor en una caja». Me indigna porque es una estrategia de mercadeo muy perversa para que compremos sus productos y alimentemos hasta la gente que ellos han despedido.
Esas corporaciones saldrán adelante con todas las prebendas gubernamentales, mientras que varias pequeñas empresas quebraron y las que siguen funcionando con dificultades siguen pagando impuestos con total responsabilidad.
Ante esto, es importante mencionar que la nutrición es vital en estos momentos para fortalecer las defensas, y con esto me refiero a una alimentación sana compuesta de 5 porciones de frutas y verduras al día, así como granos y cárnicos. Es decir, a través de una variedad de alimentos naturales o con mínimo procesamiento, pero no los ultraprocesados cargados de químicos, azúcares, sales añadidas y grasas trans que nos enferman.
El problema es que estos ultraprocesados que inicialmente eran promovidos como un antojo esporádico ya se han convertido en consumo diario y hasta vicio. Se han convertido en un negocio multimillonario que ha tenido toda la libertad para monopolizarse en Guatemala, para meterse por nuestros ojos a través de los medios de comunicación y para estar al alcance en todo momento, logrando cambiar nuestros hábitos alimentarios, además de aumentar la obesidad en más del 60 % en adultos y 70 % en adultas, quintuplicado pacientes con diabetes y enfermedades cardíacas a 2.5 millones.
La falta de regulación de los ultraprocesados nos enferma, la falta de promoción y disponibilidad de alimentos sanos también nos enferma.
Aprovechemos que Totonicapán y Sololá colocó sobre la mesa la importancia de la producción y consumo de alimentos sanos para seguir empujando acciones que garanticen nuestro derecho a una buena alimentación. Ya lo he dicho en mis redes sociales y en conversatorios, pero en este espacio también pido a diputados y diputadas que retomen la iniciativa de ley 5504 de alimentación saludable para regular los ultraprocesados y la publicidad engañosa, así como promocionar la alimentación sana en este momento que tanto se necesita.
Ojalá no tengamos que ver más absurdas caravanas en lujosos autos y manifestaciones con guardaespaldas, ojalá podamos ver a la sociedad civil organizada que empuje el Programa de la Agricultura Familiar para el Fortalecimiento de la Economía Campesina –PAFFEC– y la iniciativa de ley de desarrollo rural integral, y que promueva una campaña masiva de agroecología y soberanía alimentaria.
En Guatemala tenemos la capacidad para producir alimentos sanos que alimenten a todo el país, porque tenemos tierras fértiles en varias regiones del país, tenemos la fuerza de trabajo y las semillas nativas. Tenemos la capacidad de soberanía alimentaria que se menciona en los principios rectores de la Política de Seguridad Alimentaria Nutricional (página 19).
A nivel familiar, les invito a producir hortalizas en cajas y tablones.
Ojalá esta crisis nos enseñe a tener alimentos sanos disponibles. Por eso digo que los ultraprocesados no urgen, la soberanía alimentaria sí.
[1] Ver ensayo científico publicado por la autora en la revista El Observador.
Paola Cano
Nutricionista, con una Maestría en Ciencias Sociales, feminista y en permanente dedicación a la investigación en el tema alimentario nutricional con un pesamiento crítico. Viajera amante de la fotografía y la comida típica que guarda la cultura de los pueblos.
Me parece interesante el artículo de Paola sobre insistir sobre la soberanía alimentaria en este caso desde una economía comunitaria rescatando esa milinaria experiencia en la agricultura con cultura en el tema. Un abrazo Pao…
Excelente! Es precisamente el tipo de movimientos sanos, sustentables, comunales y anticonsumistas que se deben de promover en el país,
Felicitaciones Paola. Excelente articulo. Me gustaría conocerla. Trabajo para SESAN en Totonicapán, y estoy de acuerdo que debemos fortalecer nuestra soberanía alimentaria, como algo que se expresa como un principio rector de la política nacional de seguridad alimentaria y nutricional. Saludos.
Estimada Paola, gracias por detallar a quién sirve este gabinete, que con el afán de obtener el ganancias exponen nuestra salud y vida. Porr otro lado resaltar los logros de los movimientos cuando el pueblo se organiza. Y más impresionante, escribir sobre la lucha por la seguridad alimentaria como una parte de la lucha de clases. Gracias