Deportaciones en plena crisis
Mario Polanco | Política y sociedad / NO MAS IMPUNIDAD
El 21 de abril recién pasado, el presidente Trump aprobó la suspensión de cualquier proceso legal en favor de la inmigración a ese país, esta decisión dejó paralizados los procesos de solicitud de residencia, asilo y cualquier otro mecanismo que permitiera que una persona de cualquier país del mundo ingresara legalmente a Estados Unidos.
Utilizando una ley llamada Título 42, que le permite al presidente establecer ese tipo de medidas por razones de salud pública, las autoridades fronterizas están deteniendo a cualquier persona que consideren que desea ingresar a ese país y, sin que se realice ningún tramite, los expulsan hacia donde consideren oportuno.
Luego de registrarse centenas y hasta miles de detenciones diarias, las autoridades migratorias han dado a conocer que algunos días no se ha producido una sola detención, porque las personas interceptadas en la frontera son expulsadas de manera inmediata.
Las autoridades de ese país no deben olvidar que muchos de los casos de personas que intentan ingresar a ese territorio, se dan como consecuencia de la violencia que prevalece en sus países de origen, en donde las maras y el crimen organizado mantienen presión sobre poblaciones completas.
Estados Unidos ha aprovechado la coyuntura de la crisis para incumplir con algunos de los requisitos legales que permiten la deportación. En lugar de proceder a la detención de las personas que intentan ingresar a Estados Unidos, se les expulsa de manera inmediata hacia México, en donde son detenidas en condiciones infrahumanas, teniendo que compartir, con cientos de detenidos, pequeños espacios en donde fácilmente adquieren la enfermedad.
Para los migrantes que logran atravesar la frontera y son interceptados dentro de territorio de esa nación, el futuro que les espera es igualmente incierto, debido a que son considerados enemigos o un peligro, por lo que, sin preguntarles los motivos que provocaron que se aventuraran a viajar hasta allá, se les introduce en vehículos de cualquier tipo y son deportados casi de manera inmediata.
Para los países del Triángulo Norte, especialmente para Guatemala, el número de personas deportadas ha venido en incremento a partir del inicio de la pandemia del COVID-19. Frente a ello, las autoridades no han tenido la capacidad de apoyar a la población migrante, que además enfrenta el rechazo social cuando son deportados por el temor a que sean portadores del COVID-19.
El presidente guatemalteco anunció la suspensión de los vuelos con deportados, sin imaginar que a las autoridades de la nación más poderosa les afectaría poco o nada ese anuncio y que continuarían con el proceso de deportación, sin importar si las personas presentan síntomas de coronavirus o no.
Es importante mantener presente el aporte que la población migrante le ha brindado al país, las remesas han alcanzado el 12 % del producto interno bruto. Ojalá las autoridades actuales no cometan el mismo error de las anteriores que dejaron en el abandono a los guatemaltecos en Estados Unidos.
Mario Polanco
Graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala de licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, con Maestría en Seguridad y Defensa por la Universidad Mariano Galvez, actualmente director del Grupo de Apoyo Mutuo. Activista de derechos humanos, haciendo esfuerzos para que no haya más impunidad.
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