La bondad
Luis Melgar Carrillo | Política y sociedad / PUNTADAS SIN DEDAL
La bondad es el atributo o cualidad de ser bueno, encierra en sí la inclinación espontánea para hacer el bien. Se tiene la cualidad de ser bondadoso cuando siempre se mantiene la actitud y disposición para ayudar a las otras personas cuando se ha detectado que lo necesitan. Es una virtud que se caracteriza por el sentimiento de solidaridad y ayuda que se percibe que están necesitando las otras personas.
La bondad incluye las acciones que se implementan motivadas por la sensibilidad ante el dolor o la necesidad que tienen tanto las personas como los animales y las plantas. Quien es bondadoso actúa en función del beneficio que puedan recibir aquellos por los cuales se siente compasión. Estas acciones se realizan sin ningún tipo de interés personal. Simplemente es el deseo de tratar de que los se demás se sientan seguros, felices y queridos.
Ser bondadoso significa ser benevolente con las personas del entorno. Son benevolentes quienes procuran el beneficio de los demás por medio de acciones humanitarias. Ejemplo de este tipo de acciones es la defensa de los derechos de los otros, así como la capacidad para actuar ante el riesgo que corren. Es benevolente quien tiene la capacidad de responder ante el dolor ajeno, así como las necesidades básicas y más fundamentales de los demás.
El motor para ser bondadoso es la sensibilidad hacia aquellos que están siendo afligidos o que estén sufriendo por distintas circunstancias. Esta sensibilidad tiene su origen en la piedad, conmiseración y misericordia ante el dolor ajeno, y se genera por el dolor o aflicción que se siente cuando las otras personas se afligen o se duelen.
La bondad suele estar acompañada de otros valores como la prudencia, la generosidad, la solidaridad, la benignidad y la paciencia, entre otras. La bondad se puede incluir como una de las características más cercanas al amor de Dios que puedan sentir las personas por sus semejantes.
Para el cristianismo, la bondad de Dios representa un fundamento doctrinal que enseña que Dios es bondadoso. El Nuevo Testamento menciona que Dios tuvo la disposición de entregar a su hijo unigénito, para rescatar a una humanidad cuyo destino era el infierno. El cristianismo también incluye como doctrina la bondad de Jesús de entregar su vida para salvar a esa humanidad.
Según la Biblia, las personas que actúan con bondad han «conocido» a Dios, de quien han recibido directamente el refinamiento necesario para actuar en favor de los demás. Quien es bondadoso, actúa con compasión ante los otros, a quienes en ocasiones no conoce ni ha tenido trato con anterioridad. Inclusive, el bondadoso actúa con disposición de hacer el bien a aquellos que no son de su agrado.
Las escrituras mencionan que el ser humano se encuentra rodeado tanto de personas agradecidas como de personas ingratas. No obstante, quienes siguen las enseñanzas de Jesús son bondadosos tanto con los agradecidos como con los malagradecidos. Jesús le encargaba a los que habían recibido sanidad o liberación que no lo revelaran. Él sabía que las personas no iban a guardar el secreto, y sin embargo los sanaba.
Como actitudes contrarias a la bondad se pueden mencionar la mezquindad, el egoísmo, la desconfianza, la envidia y el rencor. Lo contrario del bien es el mal. La bondad es la capacidad o inclinación espontánea para hacer el bien. Quien es bondadoso tiene la sensibilidad para sentir lo que sienten las otras personas, por esa razón es movido a la compasión cuando detecta que estos otros están siendo afligidos o dolidos.
La Biblia está llena de pasajes que muestran a personas que han proyectado la bondad. Entre ellas se encuentra la hija del faraón. El faraón había decretado darles muerte a los hijos varones de los hebreos. La madre de Moisés, tratando de salvar a su hijo, lo puso en una arquilla y le encargó a María, su hija mayor, que lo pusiera cerca de donde se bañaba la hija del faraón.
La hija del faraón descendió a lavarse al río. Cuando vio la arquilla con el niño, envió a una criada para que lo tomara, y cuando esta la abrió, vio al niño que lloraba. La hija del faraón tuvo compasión de él y tomó la decisión de pedirle a María, su hermana hebrea, que lo enviara para que lo amamantara una mujer hebrea. Después, la hija del faraón lo prohijó y Moisés creció en el palacio, como hijo de la hija del rey.
Rut tomó la decisión de no abandonar a su suegra Noemí que era viuda. Se trasladó con ella a la tierra de los hebreos. Le pidió a Noemí que la dejara ir a recoger las espigas que dejaban caer los segadores. Booz, el propietario de los campos, se informó de lo que había hecho Rut con su suegra Noemí, y le ordenó a sus criados que no la molestaran. También compartía con Rut del potaje que solía llevar para él y los segadores. Rut no solamente comía del potaje, sino que le llevaba a su suegra lo que sobraba.
Abigaíl estaba casada con Nabal. David envió a diez jóvenes a pedirle a Nabal que les diera lo que tuviera a mano para sustentar a sus allegados. Nabal se negó y David tuvo la intención de tomar a su ejército y arrasar con Nabal y los suyos. Cuando Abigaíl se dio cuenta que David anteriormente había protegido a los criados de Nabal, tomó la decisión de llevar un presente para aplacar su ira. Le entregó el presente y le pidió que perdonara la ofensa de su esposo. David se aplacó y le agradeció a Abigaíl haber estorbado su intención de ir a derramar sangre, tomando venganza por su propia mano.
El buen samaritano ilustra la intención de un hombre para actuar por misericordia. El ejemplo lo mencionó Jesús para enseñar acerca de la bondad. La historia se refiere a la sensibilidad que tuvo el samaritano cuando recogió a un hombre herido a manos de ladrones que lo habían despojado. Este samaritano lo recogió y llevó al mesón. Lo vendó y curó sus heridas. Además, dejó dinero para que el mesonero lo atendiera, con las indicaciones de que iba a pagar lo que se gastara de más. Todo eso lo realizó sin conocer de antemano al herido.
Por todos los ejemplos mencionados se puede concluir que la bondad es un fruto del Espíritu Santo que refleja el crecimiento espiritual de un creyente. El bondadoso ha evolucionado al punto de haber incorporado a su personalidad algo de la naturaleza divina. En este punto es interesante que cada nacido de nuevo se cuestione sobre el grado en que su personalidad está proyectando esa gran característica del Creador. Si, habiéndose examinado, detecta no estar proyectando su bondad, es el momento para clamar y pedirle al Señor, a fin de que Dios mismo cambie su naturaleza.
Por otra parte, cada persona tiene la oportunidad de detectar el grado de bondad que revelan sus líderes espirituales. Es muy sensato seguir a personas que han evolucionado mucho. Los dirigentes espirituales que puedan orientar mejor hacia el destino eterno, son aquellos que revelan características que los califican como bondadosos.
Luis Melgar Carrillo
Ingeniero Industrial, Colombia 1972. Máster en Administración de Empresas, INCAE 1976. Autor de 10 libros (tres aparecen en Google) y de más de 150 artículos (100 en gAZeta, Guatemala 2018-19; veinte en Revista Gerencia, Guatemala 1994-95, y más de treinta en diversos medios mexicanos). Diseño e implementación de la estructura de salarios de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope, 1980-82). Diseño e implementación del pago de impuestos a través de los bancos, Guatemala 1988-1989. Director de Recursos Humanos (Polymer-Guatemala. 1984-87). Director de Capacitación (Asociación de Azucareros de Guatemala 1991-95). Excatedrático en universidades de Costa Rica, Guatemala y Tepic, México. Residencia en Tepic.
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