Entretenimiento en soledad
Ju Fagundes | Para no extinguirnos / SIN SOSTÉN
Aunque se tenga una agenda intensa de trabajo en casa, en estas épocas de encierro casi completo no es posible evitar que el cuerpo nos exija trato delicado y afectuoso. Vivir en soledad, o sin la presencia diaria de la compañía, no tiene por qué ser causa tristeza o desesperación.
Dedicar momentos al placer sensual es, posiblemente, la actividad más importante en estas semanas de alejamiento de la vida social. Aunque enclaustradas en las cuatro paredes de nuestras casas, vernos y sentirnos guapas es indispensable. Nuestra piel y nuestra mente no tienen por qué sufrir abandono ni descuido. No tendremos el control, evaluación y censura de colegas, vecinas y transeúntes, pero tenemos nuestros propios ojos para disfrutar de nuestra piel, figura y compostura.
No tenemos que esperar los fines de semana o noches especiales para disfrutar de duchas prolongadas, las que bien pueden ser el inicio de sesiones de placer, aunque no sea como tradicional y cotidianamente lo disfrutamos. Sin la exigencia de horarios estrictos, sin la tensión del tráfico y del transporte, somos dueñas de nuestro tiempo, en el que no puede quedar de fuera el placer sexual.
Dejar en el armario las prendas íntimas es parte del placer que de este encierro podemos conseguir, permitiendo que las ropas nos acaricien en desorden, cuando el viento sopla y cuando menos lo esperamos. Esas sensaciones nos hacen recordar que somos seres sensibles, sensuales, a quienes el deseo recorre de pies a cabeza, y que aparece en los momentos menos esperados. Si en la calle una mirada, un toque involuntario puede despertar torrentes de pasión, en la soledad de nuestras casas no tenemos por qué impedir que eso pase. Protegernos de contagios no debe significar la pérdida de nuestra sensibilidad, erotismo y placer.
Las flores que en grande o pequeña escala adornan nuestro hogar son oportunidad para recordar que el mundo está cargado de belleza, sensibilidad y fineza. Si ellas disfrutan del sol, aún a través de las ventanas, por qué nosotras vamos a marchitar nuestro cuerpo, con todas sus sensaciones, solamente porque por un período estamos limitadas a cumplir nuestras rutinas laborales en casa. El placer lo llevamos dentro y, por eso, debemos aprender a disfrutarlo en las dosis suficientes y en el momento oportuno.
Las limitaciones de contacto social aparecieron cuando muchas de nosotras hemos ganado libertad para disfrutar de nuestro cuerpo sin remordimientos, sin sentirnos culpables de nuestra dicha y placer. Sabedoras que está en nosotras, en nuestras mentes, el disfrute pleno de nuestra sensualidad. Estamos también, por suerte, en una época en que la tecnología se ha encargado de ofrecer productos capaces de proporcionarnos placer en las dosis que consideremos adecuadas.
Si algunas, de vez en cuando optamos por llevar con nosotras uno de esos juguetes que, introducidos en nuestra vagina, con solo apretar un botón se agitan y nos estimulan los puntos más sensibles de nuestra sexualidad, ahora, recluidas en casa, podemos ponernos como premio, luego de concluida determinada cantidad de tareas, darnos el gusto de que nos relajen y estimulen.
Hechos para estimular, los juguetes tienen la capacidad de sorprendernos. Encendidos y colocados, son capaces de producir sensaciones donde y cuando menos lo esperamos. No es necesario recurrir a la fantasía, a las presiones de la mente para excitarnos. Literalmente vibran, y nos hacen vibrar de placer. Son mecanismos que estimulan indistintamente terminaciones nerviosas que nunca imaginamos tener, y que ninguna caricia humana podría llegar a producir. Útiles como complementos para alcanzar el gozo y la satisfacción, en estos días de soledad obligada son el acompañante ideal, pues no exigen otra cosa más que el manejo simple de un par de teclas.
Saber que podemos disfrutar con holgura, a nuestro ritmo y cuidado, nos hace mucho más libres, mucho más dueñas de nosotras y, además, mucho más satisfechas. Nuestros orgasmos pueden ser innumerables, sin necesidad de esperar que el cuerpo de nuestra pareja recupere energías.
Imagen principal tomada de GK.
Ju Fagundes
Estudiante universitaria, con carreras sin concluir. Aprendiz permanente. Viajera curiosa. Dueña de mi vida y mi cuerpo. Amante del sol, la playa, el cine y la poesía.
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