Venezuela ante Estados Unidos
Rafael Cuevas Molina | Política y sociedad / AL PIE DEL CAÑÓN
Los Estados Unidos han lanzado esta semana una más de sus iniciativas respecto a Venezuela. Como todas las que le antecedieron, esta es la última, según han dicho, y es tan descabellada e injerencista como todas las demás.
En esta, echan a un lado a quien fuera su principal carta hasta ahora dentro de Venezuela, el señor Juan Guaidó, y proponen, en medio de la peor pandemia que ha asolado a la humanidad en por lo menos el último siglo, que se realicen elecciones.
Inmediatamente han aparecido declaraciones y comunicados de las cancillerías de los países que el expresidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, tan certeramente caracterizara como «perritos falderos», apoyando la resolución. La Cancillería de Costa Rica, por ejemplo, dice en un comunicado publicado inmediatamente después de las declaraciones del Departamento de Estado que «Costa Rica observa con interés la propuesta sobre el marco de transición democrática para Venezuela presentado por el Departamento de Estado que abre posibilidades de diálogo y avanzar hacia la celebración de elecciones presidenciales».
Colateralmente, en esta peligrosísima coyuntura deben tomarse en cuenta dos factores más: el presidente Donald Trump anuncia operaciones navales frente a las costas venezolanas, con un despliegue militar sin precedente, con la excusa de detener el tráfico de drogas, y un fiscal estadounidense acusa al presidente de Venezuela de ser cabeza de un cartel del narcotráfico junto a otras figuras destacadas del Gobierno.
Tomando en cuenta que una acusación semejante fue la que llevó a la intervención militar en Panamá en 1989, es válido suponer que el gobierno de Donald Trump está armando un cuadro jurídico-militar que justifique una agresión a Venezuela. Y si vemos la declaración de la Cancillería costarricense, debemos agregar que seguramente ya se han tomado medidas para que tal agresión tenga el aval de Gobiernos latinoamericanos.
En este momento, Venezuela se encuentra en una situación extremadamente delicada producto de las reiteradas agresiones norteamericanas, que han llevado a un bloqueo económico del país. A ello debe agregarse la caída del precio del principal producto de exportación venezolano, el petróleo, y la emergencia sanitaria y económica que conlleva el COVID-19.
Se trata de una coyuntura en la que Estados Unidos está observando las condiciones complicadas por las que atraviesa su adversario -o «enemigo», como retiradamente han caracterizado funcionarios norteamericanos a Venezuela- para intentar asestar un zarpazo, como ya lo han hecho en el pasado con Irak y Libia.
Para armar su estrategia no dudan en difundir mentiras y bulos, tal como lo hicieron cuando acusaron a Irak de poseer armar de destrucción masiva, mentira que fue reproducida por los principales dirigentes de la Europa Occidental y, como no podía ser de otra forma, del club de los «perritos falderos» de América Latina.
Con toda esta estrategia descarnada y abusivamente injerencista, Estados Unidos está mostrando varias cosas. La primera, que sigue considerando a América Latina como su patio trasero, visión peyorativa que se acentuará cada vez más en la medida en que su poder imperial se encuentre en franco deterioro y ve, en lo que ellos llaman el «hemisferio occidental», su último espacio para parapetarse. En segundo lugar, que los Estados Unidos no han abandonado ni abandonarán, mientras existan, puesto que forma parte de los principios básicos sobre los que han construido su identidad nacional, la visión imperialista contenida en la Doctrina Monroe.
Es una verdadera tristeza que ante tanta ignominia haya todavía en Venezuela personajes, como Juan Guaidó, que se prestan a ser títeres de las estrategias de la potencia del norte. Es más triste aún que réplicas del señor Guaidó pululen en todos nuestros países, prestos a trabajar en contra de la soberanía y los intereses de sus propios países.
Confiamos en que el Gobierno y el pueblo venezolano tengan la fortaleza para hacer valer su convicción soberana de no dejarse atropellar por estas nuevas bravocunadas de quien fuera calificado por el presidente venezolano como un «cowboy racista».
Rafael Cuevas Molina
Profesor-investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Costa Rica. Escritor y pintor.
Verdad más grande: «En segundo lugar, que los Estados Unidos no han abandonado ni abandonarán, mientras existan, puesto que forma parte de los principios básicos sobre los que han construido su identidad nacional, la visión imperialista contenida en la Doctrina Monroe.»
Muy buen comentario y análisis de la situación tan delicada que vivimos hoy los países de Latinoamérica. Pero debemos estar unidos para salir adelante. Estamos seguros que SÍ lo intentan sufrirán otra derrota como en GIRÓN.
Excelente análisis de la realidad actual. Tromp y sus aliados están enseguesidos por la ambición del poder político y económico, el odio y el rencor, no toman en cuenta el sufrimiento de la humanidad a causa de la pandemia ni de su propio país. Venezuela resistirá y todos los que entendemos que es la verdadera democracia apoyaremos.