Coronavirus y los dueños de todo
En tiempos de crisis se hace evidente quién lleva las riendas de un país y en Guatemala, sin duda, no lo hace el presidente electo.
La urgencia sanitaria producida por la celeridad de contagios del COVID-19 era algo que se veía venir, era cuestión de tiempo. Debían implementarse medidas para aplazar y minimizar el ingreso al país de las personas contagiadas, pero las medidas comenzaron a tomarse a destiempo.
Desde un inicio se hizo evidente que no había una directriz establecida, pues en primeras declaraciones se dijo que se estaban dejando ingresar vuelos provenientes de Europa y que se permitía el ingreso de extranjeros, quienes serían puestos en observación, mientras los connacionales únicamente debían dejar datos de contacto si no presentaban síntomas de la infección. Para los ingresos terrestres, las medidas eran distintas y más laxas. Después se dispuso que todo europeo debía guardar cuarentena, pero los connacionales no. ¿Pensarían acaso los asesores del presidente que el virus discrimina a los guatemaltecos y solo contagia a europeos? ¿O sería para no alterar la agenda del ministro de Economía que venía de Europa, ni la del presidente del Congreso que retornaba de Estados Unidos junto a otros diputados?
La realidad fue otra, ya que el 13 de marzo se confirmó el primer caso, un joven de 27 años, pero al día siguiente se informó del fallecimiento de un hombre de 85 años, quien había viajado a España, pasando por otros países de Europa, y que ingresó en un vuelo que no se tenía presente en el mapeo noticioso.
Después de que el procurador de los derechos humanos, Jordán Rodas, hiciera un llamado al Gobierno, recomendando una cuarentena general urgente; el presidente Giammattei, en conferencia de prensa, anunció una serie de medidas que parecían encaminar a Guatemala por la ruta hacia la prevención y reducción de la curva de contagio. Dichas medidas fueron aplaudidas por muchos, excepto por el Cacif.
En otros países se hizo evidente que la curva de contagios se dispara exponencialmente, por lo que el distanciamiento físico es una medida lógica para garantizar la vida y la salud de la población, pero también para evitar el colapso del precario sistema nacional de salud. Por lo tanto, acciones como la suspensión del servicio del transporte público, así como el cierre de establecimientos comerciales, eran primordiales para frenar el crecimiento del número de contagios.
Sin embargo, ante las presiones de sus patrones, el presidente no tuvo más opción que corregir su propia plana y aclarar lo que había dicho el día anterior, haciendo más flexibles las medidas que se habían compartido. Días después, Giammattei acudió al Congreso de la República para –entre abrazos, besos y saludos de manos– pedir una ampliación presupuestaria, que lejos de ser planteada para mitigar y atender la emergencia, más parece buscar una ampliación del presupuesto para el funcionamiento del Gobierno. A su salida, en una actitud vergonzosa y prepotente, hizo la pantomima de fumigar a los periodistas presentes, para luego, cuando un periodista le preguntó qué debe hacer una persona al contagiarse con el coronavirus, declarar lo siguiente: «tomar muchos líquidos, la cerveza por supuesto, y la persona va a ir sacando el virus, no es difícil, es cuestión de quererlo hacer». Afirmación a todas luces falsa, pero que puede confundir a la población, más aún viniendo de alguien que se graduó de médico.
La filtración de datos sensibles de personas en cuarentena, desde el mismo Ministerio de Salud y Asistencia Social, evidenció la falta de protocolos adecuados, de seriedad, de sensibilidad de las autoridades. Este es un delito que no puede quedar impune, y a estas alturas, ya deberían conocerse las sanciones en contra de la o las personas que filtraron dicha información, pero será otra mancha más al tigre.
Pareciera que lo importante no importa y que las acciones contradicen al discurso, ya que, pese a que el presidente y las autoridades han pedido a la población que se informe a partir de las fuentes oficiales, la persona responsable de la comunicación entre periodistas y el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social eliminó el chat de prensa, para después crear una lista de difusión con menos integrantes, cerrando así toda posibilidad de preguntas e interacción de la prensa, además de discriminar antojadizamente periodistas.
Por su parte, el secretario de Comunicación Social de la Presidencia, en declaraciones ante la renuncia-remoción del viceministro de Salud, se permitió afirmaciones que evidencian la falta de profesionalismo y objetividad, lo cual es preocupante, pues estos no son momentos para pugnas personales, son momentos para decisiones de país. Sin embargo, cada día se hace más evidente la falta de tolerancia, incapacidad en el manejo de la crisis, de actuar y decidir bajo presión de nuestro gobernante.
Por si eso no fuera suficiente, en su cuenta personal de Twitter, el secretario de Comunicación Social de la Presidencia afirmó que, gracias a las medidas tomadas, «en Guatemala a diferencia de otros países y con el apoyo de los guatemaltecos se está logrando contener la pandemia». Declaraciones prematuras e irresponsables, tomando en cuenta que muchas personas siguen circulando porque necesitan mantener su trabajo para obtener su sustento, y ese truinfualismo puede hacer caer a muchos ciudadanos en el relajamiento de las medidas de protección.
Es importante recordar que Guatemala es un país de condiciones precarias, de grandes desigualdades, en el que más de la mitad de su población trabaja en lo informal para dar sustento a sus familias, de ahí que las medidas y propuestas evidencian que solo se busca favorecer a los grandes empresarios, sin proponer mecanismos de asistencia hacia esa población desprotegida, necesitada, y el costo será demasiado alto.
En la cadena nacional del viernes 21 de marzo, para complacer a los dueños de todo, el presidente dejó a discreción de empleadores y trabajadores si se sigue la ahora voluntaria disposición de quedarse en casa, pero ¿quiénes dejarán de privilegiar sus ganancias para salvar la salud y vida de sus empleados si los pueden reemplazar en cualquier momento, dado el inmenso ejército de reserva laboral que tiene el país ? Los empresarios no «ayudan al Gobierno» parando, esa es una obligación ciudadana para evitar el incremento masivo de la mortalidad.
Señor presidente, sea serio, sobre su espalada pesarán miles de muertes si no actúa como el mandatario que tantos años soñó ser, deje las payasadas para el comediante barato que le antecedió, amárrese los pantalones, sea firme con sus decisiones y cumpla con su mandato de velar por el bien común, no por el de unos pocos.
Excelente resumen de la actuación del gobierno en esta emergencia. Ensayo-Error- ensayo del gobierno, pero no sobre la realidad, sino sobre qué es lo que le agrada o no al CACIF. De aquí en adelante es necesario discutir sobre los pasos que siguen y acerca de la post pandemia.
Que se puede esperar de este otro payaso titere dej cacif: a sus ordenes mis empresarios para eso me pusieron ustedes. Lo que ustedes manden. A los trabajadores que se los lleve la chingada!
Menos mal que este presidente es medico y puso hospitales de campaña. Si hubiera sido el otro hubiera puesto carpas de circo
DEFINITIVAMENTE EN EPOCAS DE CRISIS NO SE QUEDA BIEN CON MUCHOS. LAMENTABLEMENTE SOMOS CONOCIDOS POR CRITICONES, NADA NOS PARECE, PERO NO PARTICIPAMOS PARA APOYAR DE MEJOR MANERA PARA LO QUE SE PUEDE ENMENDAR. GUATEMALA ES DE TODOS, NO SOLO DE LOS FUNCIONARIOS DE TURNO. MENOS DEL DESPRESTIGIADO CACIF. SI ELLOS ACTUAN DE ESA MANERA, ES PORQUE POR DECADAS LO HEMOS PERMITIDO POR APATICOS, / TOLERANTES. NO ES EL MOMENTO APROPIADO PARA DERROCHAR BILIS, RESENTIMIENTOS SOCIALES. CONCENTREMONOS EN EL PROBLEMA QUE NOS PREOCUPA, ACATEMOS RECOMENDACIONES DE LAS AUTORIDADES DE UNA MANERA RESPONSABLE, Y DEJEMOS ESA AMARGURA PARA OTRO MOMENTO. SEGURAMENTE EL GOBIERNO ACTUAL SE SENTIRIA COMPLACIDO RECIBIENDO LAS OPINIONES, CON SUS SOLUCIONES, MEJOR AUN, COLABORACION FISICA EN TANTA ACTIVIDAD QUE DEMANDA NUESTRO ESFUERZO Y TIEMPO. SEAMOS POSITIVOS, NO PARTE DEL PROBLEMA.