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Sistemas complejos (I)

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Sistemas complejos (I)

Vinicio Barrientos Carles | Para no extinguirnos / EPISTEME

He intentado, no sé con qué fortuna, la redacción de cuentos directos.
No me atrevo a afirmar que son sencillos; no hay en la tierra, una sola página, una sola palabra, que lo sea,
ya que todas postulan el universo, cuyo más notorio atributo es la complejidad.
Jorge Luis Borges


Previamente abordamos el tema de la complejidad, haciendo una breve introducción al pensamiento complejo, y, en particular, al planteamiento de Edgar Morin (n. 1921), filósofo y sociólogo francés, al respecto de su posición en pro de una nueva epistemología que pueda responder eficazmente al estado del arte de la ciencia contemporánea del siglo XXI. De manera específica, Morin invita al desarrollo de un nuevo paradigma que supere las limitaciones del tradicional, proveniente de la ciencia moderna de Newton y Laplace, fundamentado en el modelo cartesiano del conocimiento, que lleva a lo que Morin caracteriza como una metodología analítica y simplificante, basada en ciertos principios tácitos, los cuales están siendo puestos en duda, desde distintas perspectivas, posteriormente a las crisis sufridas en la ciencia de los inicios del siglo XX. Entre estos principios rectores se encuentran los supuestos de la elementalidad, es decir, de la reducción de los sistemas al análisis de los elementos que los constituyen, bajo las premisas de un orden estructural estático que permanece, tanto en el tiempo, concebido de manera irreversible, direccional, como en la escala hacia el interior del sistema.

Así, la ciencia tradicional persigue la legislación, esto es, el descubrimiento de las leyes que gobiernan el cosmos. Se trata de una perspectiva claramente nomotética, en el caso de las ciencias naturales, tanto físicas como biológicas, o teleológica, en el caso de las ciencias sociales. En el fondo, es posible descubrir una visión estática y permanente del mundo, según los postulados de Parménides de Elea (500 a. C.), y ya en la modernidad, en los planteamientos metafísicos absolutistas y universalistas de filósofos como G. Leibniz (1670), Kant (1750) y G. Hegel (1800). Sin embargo, la ciencia moderna ha ido evolucionando de tal manera que, desde distintas direcciones, léase desde las ciencias formales (matemática, lógica o ciencias de la computación) y desde las ciencias factuales (como la física, la biología o la sociología), se ha ido empujando, casi exigiendo, un replanteamiento de esta conjetura metafísica absolutista, haciendo ver que tales pretensiones de totalidad fallan como consecuencia de la misma estructura de los sistemas que se analizan. Entre estos filósofos, englobados de manera simplista en el calificativo de la posmodernidad, se ubican, entre otros, F. Nietzsche (1870), M. Heidegger (1920), J. Derrida (1960) y M. Foucault (1970), quienes, sin compartir las novedades que incorporan en los sistemas de pensamiento propuestos, coinciden de manera esencial en la crítica directa a las premisas ontológicas y epistemológicas asumidas en el macroparadigma de la Modernidad. Desde perspectiva mucho más amplia, Morin se integra a estos filósofos posmodernos para el lanzamiento de lo que él denomina un debate epistemológico urgente, para tratar y resolver las limitaciones encontradas en la visión analítica del determinismo universalista de Laplace, proponiendo alternativamente una epistemología de la complejidad, la cual, partiendo de un nuevo enfoque, concibe a la realidad como una esencialmente sistémica, esto es, una realidad integral y holística (holonómica, hologramática y holoscópica).

Imagen tomada de Planeta de libros, editada por Vinicio Barrientos Carles.

A este respecto de la complejidad y los alcances de la ciencia construida sobre el paradigma tradicional, el lingüista, filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky (n. 1928), escribe lo siguiente:

La ciencia habla de cosas muy simples y hace preguntas difíciles sobre ellas. Tan pronto como las cosas se vuelven demasiado complejas, la ciencia no puede lidiar con ellas. La razón fundamental por la cual la física puede lograr su profundidad característica es que se restringe al estudio de cosas extremadamente simples, abstraídas de la complejidad del mundo real. Tan pronto como un átomo se vuelve demasiado complicado, tal vez el helio, se lo entregan a los químicos. Después, cuando los problemas se vuelven demasiado complicados para los químicos, se los entregan a los biólogos. Los biólogos a menudo se lo entregan a los sociólogos, y estos a los historiadores, y así sucesivamente. Pero es un asunto complicado: la ciencia estudia lo que está al borde de la comprensión, y lo que está al borde de la comprensión suele ser bastante simple. Y rara vez alcanza los asuntos humanos. Estos son demasiado complicados. De hecho, incluso comprender los insectos es un problema extremadamente complicado para las ciencias. Por ello, las ciencias actuales no nos dicen prácticamente nada sobre los asuntos humanos.

Las nuevas ciencias de la complejidad abarcan diferentes procesos de expansión, los cuales han sido sintéticamente tratados en la imagen después de este párrafo. Los numerales allí incluidos, del uno al cinco, corresponden al esquema de la imagen última de esta primera parte del artículo. Para un diagrama más completo, y con una posible mejor resolución visual, puede consultarse el siguiente enlace. A pesar de lo complejo de «la complejidad», parafraseando al mismo Morin, lo que si está clarísimo es que para hablar de este tema se requieren unas primeras palabras sobre la teoría de sistemas, lo que posiblemente no resulta evidente al consultar la imagen siguiente (tomada del mapa de la complejidad de B. Castellani).

Imagen tomada de Wikipedia, editada por Vinicio Barrientos Carles.

Un sistema es simplemente una organización conformada por partes (los elementos del sistema) y por una serie de conexiones entre estas partes (las denominadas relaciones entre los elementos). Así, en todo sistema existirán ciertas propiedades, sistémicas, que no se encuentran en los elementos que lo constituyen, conformando de esta forma un segundo nivel de estudio, por encima de lo característico de los elementos. Aquí es donde puede puntualizarse una primera distinción entre los sistemas simples y los complejos.

Muchas veces se piensa que un sistema con un gran número de elementos es un sistema complejo, pero esto no es así. La cantidad de elementos habla de la distinción entre sistemas sencillos y sistemas complicados. Sin embargo, esta dicotomía es totalmente independiente de la establecida por distinción entre sistemas simples y sistemas complejos. En un sistema simple, aunque existen características sistémicas, la organización entre las partes se mantiene básicamente estática, sin cambios; mientras que en un sistema complejo, una primera característica es que la organización puede modificarse, en vista del comportamiento de algunos o todos los elementos que lo definen, de manera que una nueva organización emerge de las mismas relaciones previamente establecidas. Así, la organización es dinámica e intrínsecamente sistémica, de manera que cualquier reduccionismo elementarista proveniente del análisis y la abstracción resultará deficiente, porque los elementos no son suficientes para la descripción del sistema.

En general, aunque no hay un acuerdo universal sobre lo que un sistema complejo es, en parte porque aparece en muy distintas áreas del conocimiento, el siguiente diagrama incluye las cinco disciplinas que resulta indiscutible que deben ser incluidas como componentes esenciales de la complejidad en un sistema, así como, de forma muy sintética, los aspectos y conceptos clave de cada una de ellas.

Imagen tomada de Wikimedia Commons, editada por Vinicio Barrientos Carles.

Daremos continuidad y una mejor determinación sobre las características que hacen que un sistema sea complejo, sobre los conceptos clave y el estado del arte de estas nuevas ciencias de la complejidad, las cuales, por su índole holística, suelen impregnarse unas a otras de diversas formas. Mientras, el inquieto lector podrá darle unas pinceladas a los conceptos por ahora compartidos.


Imágenes principales tomadas de diversos medios, editadas por Vinicio Barrientos Carles.

Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multirrumbos… viajero del espacio interior. Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar. Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.

Episteme

Correo: [email protected]

2 Comentarios

  1. Bueno. Vinicio, de nuevo mis parabienes por el esfuerzo de sintetizar algo de por suyo difícil. Yo he intentado aplicar este enfoque a la cuestión del sistema internacional porque en teoría de las relaciones internacionales se ha insistido – desde siempre- en simplificar la naturaleza de su objeto de estudio ( el sistema internacional) reduciéndolo – por ejemplo – al sistema interestatal y, en relación a este último, a simplificarlo todavía más cuando se busca explicar su dinámica a partir de «teorías» como el «equilibrio de poderes» (realismo) o de la forma como el derecho internacional determina (o no) el comportamiento de los estados (el normativismo «idealista») cuando: 1) ambos paradigmas son válidos y 2) se excluye los otros componentes de cualquier «nación-estado» (la religión, la economía, los grupos étnicos, la cultura, la base de sustentación física y geográfica etc, etc. ) y en lugar de investigar las relaciones «inter- nacionales» se estudian las relaciones «inter-estatales»- En otras palabras, lo más arduo del pensamiento complejo es enfrentarse a la problemática real de cualquier objeto de estudio y a partir de allí tratar de construir un conocimiento que sea realmente abarcador de todo, holista. Saludos

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    1. Muchas gracias, Luis Alberto, nuevamente, por tu amable lectura y por tus siempre espléndidos comentarios, que en este caso enriquecen notablemente aspectos fundamentales del pensamiento complejo, y ante todo, en el panorama de resaltar la importancia de abrir el camino a la ruptura de un paradigma epistemológico que debe ser revisado y superado, posibilitando el estudio de fenómenos que no pueden ser plenamente estudiados con el tradicional de la ciencia moderna. Es interesantísimo lo que mencionas sobre las teorías de las relaciones internacionales, y sabiendo que tu libro está en el proceso para la publicación, no nos queda más que fortalecernos en paciencia en lo que este llega a nuestras manos. Reitero mi complacencia por lectores con tu experiencia y amplísima formación. Mis saludos y respetos cordiales.

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