Cambios en la concepción sobre el amor
Olga Villalta | Política y sociedad / LA CONVERSA
El avance tecnológico trae como consecuencia cambios en la cultura y en la manera de relacionarnos entre los seres humanos. Influye también en las interacciones familiares, comunitarias, sociales, laborales y estudiantiles. ¿Podríamos decir que también influye en las concepciones sobre el amor?
Los avances tecnológicos en los últimos 100 años han sido gigantescos, sin embargo, los cambios culturales son más lentos. Las personas de mi generación, en nuestra infancia, contábamos con mucho tiempo para jugar, hacer amistades y colaborar en tareas domésticas. Así que la tecnología se limitaba a que en casa se contara con un radiotransistor y televisión en blanco y negro.
Con el acceso a las actuales tecnologías de transmisión de información, solemos decir que las concepciones para el establecimiento de relaciones amorosas y sexuales entre los seres humanos han cambiado. Los más conservadores ponen el grito en el cielo y manifiestan asustados que ya no hay valores, que ya no se respeta el período del noviazgo y que todo se ha perdido.
¿Realmente ha cambiado el concepto del amor y de la sexualidad en el establecimiento de relaciones amorosas y sexuales en las/os jóvenes?
A nivel de percepción me sorprende que la concepción no ha cambiado. Al revisar los mensajes que las/os jóvenes postean en sus muros en las redes sociales se constata que los mandatos de género siguen presentes. Abundan las fotos con grandes sonrisas con frases como «eres maravillosa/o», «eres lo mejor que me ha ocurrido en la vida», «te amo para siempre». Al paso de los meses, o años, aparecerán frases de desprecio, de tristeza, de hartazgo hacia el otro o la otra. Quienes vemos estos muros no sabemos qué motivaciones tienen estas personas para ubicar en el otro/a la fuente de su alegría o felicidad. No sabemos si se encuentran desde la carencia o desde la completud.
Creo que las nuevas tecnologías aceleran la comunicación y acercan a los que están lejos, y trasladan de manera más rápida nuestras inquietudes, anhelos, carencias e intenciones amorosas, pero estas siguen entintadas de la concepción patriarcal, en la que vemos al otro o la otra como un objeto amoroso o sexual y no como un sujeto de derechos. Quien aprendió que tener celos es porque se «quiere», lo seguirá siendo a través de las redes. También, la persona controladora tratará de controlar a su pareja a través de las nuevas tecnologías.
¿Y las mujeres han cambiado su concepto sobre el amor?
Por supuesto que hay un cambio en la forma como canalizaban sus intenciones amorosas y sexuales nuestras abuelas y madres, y las mujeres de ahora. Pero no hay cambio en el fondo. En esto influye la independencia económica, aunque no es automática, ya que por sí sola no trae consigo la independencia emocional y afectiva. Estas independencias no surgen de la nada, se tienen que trabajar a través de procesos reflexivos en lo individual o colectivo.
En las últimas décadas, varias académicas feministas han señalado la necesidad de desmontar el amor romántico, esa concepción sobre el amor que magnifica el sacrificio y el silencio. Ya Kate Millet decía que el amor romántico era el opio de las mujeres. Podemos decir que las telenovelas han popularizado esta visión, en donde las protagonistas siempre están sufriendo por lograr el amor o por retenerlo. Las canciones modernas perpetúan estas concepciones en donde se llega hasta textos violentos contra las mujeres.
He acompañado casos de jovencitas que, después de un noviazgo, habiendo tenido relaciones sexuales o no, se enfrentan al acoso a través de las redes por parte del joven que no acepta las decisiones de la joven. Surgen frases como «es que ella ya fue mía», o para defenderse «ella fue la que me provocó». El joven pretende demostrar ante el gremio masculino que no fue despreciado, sino fue él quien despreció.
De nuevo tengo que decir si queremos que las/os jóvenes establezcan relaciones amorosas y/o sexuales placenteras, sanas emocionalmente y que les produzcan felicidad, tenemos que implementar la educación integral en sexualidad en el sistema educativo. El apoyo de padres y madres con una visión amplia es fundamental.
OJO
Así que, chica de 15 años, si un chico te dice que te ama, conversen sobre qué entiende por amor, qué significa, en qué se concreta, qué ingredientes tiene. Indaga primero, infórmate, no te dejes llevar por los mitos y prejuicios, basa tu concepción amorosa en los derechos humanos. Toda relación amorosa debe enriquecernos y no provocar dolor o sufrimiento.
Olga Villalta
Periodista por vocación. Activista en el movimiento de mujeres. Enamorada de la vida y de la conversación frente a frente, acompañada de un buen café.
Correo: olgavillalta@gmail.com
Como siempre clarísimo tu artículo! La Educación Integral en Sexualidad es esencial para sostener relaciones sexuales y/o amorosas con respeto, pero sobre todo, para poder identificar actitudes abusivas, manipuladoras y violentas. Los avances tecnológicos han mejorado la comunicación, pero no ha cambiado la concepción del amor ni de la sexualidad estereotipada, machista y violenta.