Hay que garantizar la alimentación a toda la población
Roberto Ganddini | Para no extinguirnos / ESPIRAL
Cuando Carlos, un compañero del Quiché me comentaba que él, sus seis hermanos, su padre y su madre comían un solo huevo cada tres días, me pregunté cómo era posible y allí me explicó que en una olla de barro ponían agua, un tomate, un poco de cebolla y sal. Luego, sentados todos alrededor de la fogata, cada uno mojaba la tortilla para comer y esa era la única forma de alimentarse.
Esta vivencia la conocí hace 30 años y la situación en el área rural sigue igual o peor. En los momentos actuales, los diferentes medios de comunicación (ya sea por motivos partidistas, por querer llamar la atención o por cualquier circunstancia) nos están mostrando esta realidad del país. La realidad del verdadero país de Guatemala, no del que nos pinta la publicidad y de los que tienen ciertos privilegios.
La desnutrición aguda es producida por la falta de alimentos, en 2019 causó la muerte de 77 niños menores de 5 años. Casi 125 000 familias han sido afectadas por el hambre entre 2019-2020. Además, el 47 % de niños padecen desnutrición crónica, lo que quiere decir casi la mitad de la niñez guatemalteca.
La seguridad alimentaria es algo que queda en el papel y que solo unas pocas personas conocen a profundidad, por lo que se le da el uso que a conveniencia se quiere dar. Cuando hablamos de seguridad alimentaria nos referimos a un concepto dinámico que varía con el tiempo, complementándose, cada vez más, a nivel global. Los países miembros de FAO, durante la cumbre mundial de la alimentación 1996, definieron la seguridad alimentaria de la siguiente manera: «Cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico, social y económico a los alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfagan sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida sana y activa»».
Esta definición tiene tres componentes que se hacen indispensables para la aceptación de este concepto: disponibilidad, acceso y aprovechamiento biológico.
Donde la disponibilidad es la obtención de alimentos por medio de producción interna, reservas, importaciones comerciales y no comerciales –ayuda alimentaria–, capacidad de almacenamiento y movilización.
El acceso a los alimentos, o capacidad para adquirirlos, significa, en otros términos, que los alimentos deben estar a disponibilidad de toda la población, física y económicamente, en el momento oportuno. Si no se producen los alimentos, la población debe tener ingresos o medios de cambio para obtenerlos. El acceso a los alimentos no debe estar restringido por causas sociales.
El aprovechamiento biológico es cómo el cuerpo aprovecha los alimentos consumidos, lo que está condicionado por saneamiento del medio como: agua potable y condiciones que no contaminen los alimentos, así como el estado de salud de la persona para un mejor aprovechamiento nutricional.
Existen otros conceptos que muchos teóricos han definido como: estabilidad de la oferta, adecuación, consumo, etcétera. Pero los anteriores son los que más reflejan una situación en lo referente a seguridad alimentaria.
Sin embargo, el concepto global de seguridad alimentaria, y en concreto su carencia, nos dirige a cuestiones menos técnicas que abordan el incumplimiento y la privación de las premisas.
• Falta de oferta o disponibilidad física de alimentos: zonas poco favorecidas ecológicamente o en degradación ambiental en las que la producción primaria de alimentos es escasa o prácticamente nula, zonas deprimidas por razones sociopolíticas.
• Falta de estabilidad en la oferta debido a grandes fluctuaciones en el abastecimiento según las épocas del año: producción o transporte condicionados por la climatología u otros factores.
• Falta de acceso a los alimentos: zonas rurales mal comunicadas o de difícil acceso frente a zonas urbanas o incapacidad para adquirirlos por pobreza o economías precarias.
Los gobiernos tienen que crear y priorizar programas de seguridad alimentaria para garantizar a la población los alimentos necesarios para la subsistencia diaria. Es el gobierno central el encargado de impulsar y hacer viable la seguridad alimentaria para que la población pueda desarrollarse en todos los ámbitos.
La pobreza trae desnutrición y la desnutrición atrofia órganos vitales del cuerpo humano, incluyendo el cerebro, por lo cual los pobres ya están en desventaja para alcanzar niveles de aprendizaje superior.
La seguridad alimentaria es un derecho de todos los guatemaltecos, por lo tanto tenemos que hacer propuestas de acuerdo a las investigaciones realizadas sobre cómo garantizar la seguridad alimentaria a la población en general. No es posible que un compatriota muera de hambre o que exista desnutrición y que quienes más sufren sean las mujeres y los niños. Estamos ya en el siglo XXI, los avances técnicos y productivos están en su máxima expresión. Construyamos programas que garanticen la alimentación a todas y todos los ciudadanos, para que el futuro por el cual tanto luchamos sea de logros sociales y para tener una Guatemala equitativa y formadora de su propio futuro.
Fotografía principal tomada de Debate.
Roberto Ganddini
Trabajó en la Universidad de San Carlos como director administrativo del Centro Universitario Metropolitano (CUM). De formación Agrónomo y con estudios en Administración y Economía. Así como un Diplomado de Desarrollo Sostenible y Prevención de Desastres (FLACSO). Además escribió para el periódico de la Universidad de San Carlos especialmente sobre problemas de medio ambiente, pero también de carácter social y coyuntura actual.
Excelente. Esta es información que hay que diseminar a lo largo y ancho de las redes y las diferentes instituciones.