Una sorpresa del azar
Juan Ignacio Gómez-Cuevas | gAZeta joven / MEMORIAS NATURALES
En esta semana me pegó algún virus insidioso. De esos con apariencia inofensiva y que andan flotando en el ambiente. Entre gripe, tos y demás malestares indeseables, decidí alejarme de las actividades diarias para evitar su propagación. Considero que es una falta de respeto la de aquellos que andan esparciendo sus virus por doquier, con total impunidad. Hubo, por supuesto, cuestiones de la abogacía imposibles de evitar. Audiencias importantes, procuradas y diligenciadas con éxito en conjunto con Jorge, mi partner in crime. Al final de la semana, terminé agradecido y satisfecho por una sorpresa del azar.
El lunes recibí algo inesperado. Algo con lo que, por inclemencias circunstanciales, no había logrado conectar. Algo que me ha llenado. Esa sorpresa del azar es la que motiva este artículo. La que me hizo reflexionar sobre cómo desarrollar nuestro tercer ojo, nuestro ojo interno. Descartes realizó un bosquejo del tercer ojo, refiriéndose a la glándula pineal. En la mística y el esoterismo, el tercer ojo otorga la posibilidad de la percepción. La «percepción» es una sensación interior que resulta de una impresión material hecha por nuestros sentidos (Diccionario de la Lengua Española).
¿Cómo ser más perceptivos? ¿Cómo saber leer las sorpresas del azar? Yo discrepo absolutamente con la existencia de un destino. No creo en un plan maestro de dios alguno. Mucho menos en las dichas o desgracias derivadas de las cadenas generacionales. Considero que vivimos en un mundo de azar, en el que cada uno debe forjar su futuro con los comportamientos del presente. Es un principio básico reconocido en la tercera ley de Newton: acción y reacción.
Ser perceptivo es una virtud personal. Puede beneficiarnos con uno u otro aspecto positivo o, en su ausencia, arrollarnos brutalmente y sin clemencia. Como dije al principio, termino una semana feliz. Una semana en la que la percepción me hizo coincidir con una sorpresa del azar con la que nos perseguíamos desde hace mucho tiempo.