Reflexiones sobre la transición
Frank LaRue | Política y sociedad / REFLEXIONES
Toda transición de gobierno provoca expectativas de cambio y de optimismo en la población, todos empiezan por decir: démosles el beneficio de la duda a los nuevos funcionarios para ver qué hacen. Cabe recordar que ese fue exactamente el argumento cuando tomó posesión Jimmy Morales, un mal comediante, sin experiencia o conocimientos sobre el Estado y con evidentes vínculos militares, y hoy es el presidente más descalificado por la población dados los altísimos niveles de corrupción e incapacidad que han provocado enormes retrocesos y deterioro de la institucionalidad del Estado de Guatemala. También cabe recordar aquellos sectores que lo apoyaron vehemente y que vendieron su imagen populista a la población, tales como los que financiaron su campaña y las sectas o incluso algunos miembros de las iglesias tradicionales que lo ungieron. Todos ellos deben hoy asumir su responsabilidad histórica y legal.
Este 14 de enero del 2020, nos encontramos ante un Congreso saliente en el cual algunos diputados estuvieron ausentes por casos pendientes frente a la justicia, mientras que los presentes quisieron darse el lujo de limitar el reconocimiento de las credenciales de diputados electos con maniobras claramente inconstitucionales. El Congreso retrasó en casi cuatro horas el programa oficial, ante el interés de sus negociaciones secretas, finalmente prevaleció la corrupción al imponerse una de las planillas para integrar la Junta Directiva por medio de la compra de voluntades.
El discurso del presidente saliente es descarado, cínico y vergonzoso, queriendo hablar de éxitos cuando la realidad a su alrededor demuestra el rotundo fracaso de su gestión, en la cual logró debilitar el sistema de justicia, se incrementó la desnutrición crónica infantil, se redujo la cobertura y la calidad educativa, entre otros retrocesos.
Ya en el acto de toma de posesión del nuevo presidente electo, obviando el mínimo de cortesía, vale la pena comentar el ingreso del presidente Alejandro Giammattei a la gran sala del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias acompañado de su canción seleccionada para la ocasión: A mi manera, una bella y válida canción para definir el estilo de vida de una persona, pero no para definir un estilo de gobernar, pues este debe estar basado en decisiones producto de la consulta, el diálogo y la búsqueda del bien común.
Una de las prioridades establecidas en su discurso de toma de posesión, que con mucha vehemencia expresó el Dr. Giammattei, fue el tema de seguridad, en el que incluso anunció que va a proponer una iniciativa de ley para declarar terroristas a las maras, además de que debería permitirse a los policías disparar su arma sin restricciones. Esto envía un mensaje muy fuerte de un gobierno marcado por la represión, pues si bien es cierto las maras son un mal endémico y terrible para el país y deben ser combatidas, también lo es que se pueden combatir aplicando el actual marco legal si se fortalece al sistema de justicia y de seguridad ciudadana, así como la aplicación de programas de prevención de la violencia. De igual manera, debemos de observar que el uso de armas no regulado estrictamente por las fuerzas de seguridad se convierte fácilmente en violencia discriminatoria contra minorías o críticos del régimen. En Estados Unidos se ha demostrado que la gran mayoría de muertes por el uso del arma de policías es población afrodescendiente pobre.
En este sentido, nos viene a la memoria la elección del presidente Duterte de Filipinas, quien ganó las elecciones ofreciendo el enfrentamiento violento a las pandillas y al crimen organizado. Hoy, la mayoría de filipinos se arrepiente y se escandaliza por el baño de sangre que esta decisión generó.
Estas medidas van unidas a la conformación del Ministerio de Gobernación por militares retirados, con la visión imperante de militarizar la seguridad pública; por lo que cabe recordar que uno de los grandes esfuerzos del proceso de paz fue marcar la diferencia que para todo Estado representa la seguridad militar frente a las amenazas externas y la seguridad ciudadana que debe ser civil. No debemos ignorar que el fenómeno del crimen organizado y de las pandillas creció porque no se fortaleció lo suficiente a las fuerzas civiles de seguridad ni al sistema de justica, habiendo sido el único avance positivo la creación de la Cicig, que el gobierno de Jimmy Morales, por razones personales y en alianza con los corruptos, destruyó.
En el mismo orden nos preocupa el planteamiento del presidente Giammattei sobre la disolución de la SAAS por ser un foco de corrupción. Nadie duda que durante los últimos gobiernos fue utilizada para actos de corrupción, incluso en este último gobierno sirvió para crear empresas ficticias para negociar contratos con el Estado, pero no debemos olvidar que la lógica era crear un órgano civil para la protección del presidente y vicepresidente, evitando así el control que en el pasado tuvieron los militares a través del Estado Mayor Presidencial, que además fue un instrumento de violación de derechos humanos. En una sociedad verdaderamente democrática, el poder político debe ser totalmente civil, para evitar que se preste a abusos y convertirse en dictadura.
En el marco de lo económico, el titular de la cartera de Energía y Minas ha propuesto impulsar la economía nacional a partir de concesiones de explotación de recursos naturales. Esta es una mala propuesta, ya que, conforme a la actual Ley de Minería, los beneficios del país son mínimos frente a las ganancias de las transnacionales, que además destruyen el ambiente y violentan la vida de las comunidades aledañas. En las actuales condiciones, esta es una alternativa equivocada, por ello nos preocupa que se proponga elaborar un reglamento para aplicar la consulta a pueblos indígenas del Convenio 169 de la OIT, que debe hacerse a través de los mecanismos tradicionales de toma de decisión de los pueblos originarios y no con reglas impuestas por el poder central.
En política exterior, que fue una gran vergüenza del gobierno anterior, el Dr. Giammattei plantea cambios importantes, incluso eliminar los nombramientos arbitrarios del gobierno anterior. Sin embargo, en el caso de las migraciones, se anuncia una prolongación para satisfacer las imposiciones y arbitrariedades del presidente Trump. Reiteramos lo que además ratifica CEPAL, la única forma de reducir las migraciones es generando desarrollo y oportunidades a nivel local en las comunidades afectadas por la extrema pobreza y el crimen organizado, que son las verdaderas causas de las migraciones. Debe negociarse con Estados Unidos la protección y seguridad para las personas que migran, así como facilitar y desarrollar programas que incentiven el uso productivo de las remesas que son las que sostienen la economía del país. Por eso nos sorprende que el plan de desarrollo económico propuesto por Estados Unidos para la región se dirija únicamente al sector privado, cuando la prioridad deben ser las iniciativas de desarrollo comunitario como las Pymes.
A los 23 años de la firma de la paz, no podemos permitir una regresión de la propuestas de los Acuerdos de Paz que nos lleve a perder el rumbo de la construcción de una democracia plena y participativa basada en el fortalecimiento de la justicia y de un poder político eminentemente civil que actúe como verdadero representante del interés nacional y del bien común, garantizando el ejercicio de los derechos humanos.
Frank LaRue
Abodado, periodista, catedrático universitario e investigador en derechos humanos. Ganador del «Pioneer Award» en 2014, otorgado por la Electronic Frontier Foundation. Ha desarrollado su experiencia como académico y activista de derechos humanos durante 35 años. Actualmente es miembro y asesor en temas de libertad de expresión para el equipo de Fundamedios en Washington DC, Fundación Latinoamericana de Medios y Periodismo. Presidente de la Junta Directiva del Instituto DEMOS/Guatemala.
Correo: [email protected]
Este presidente ya es conocido por su vocacion autoritaria, ya lo demostro cuando sirvio al corrupto de Oscar Berger. Se recuerda usted del gobierno de Berger señor Larrue?