La primera noche
-Yessika María Rengifo Castillo | NARRATIVA–
A Nacho, mi músico favorito.
Hace tres años y medio venían hablando de sus vidas y del mundo que atormentaba sus inquietantes corazones. Y en una de esas noches, ella le confesaría que había aprendido a amarlo como aquel primer amor que tuvo años atrás. No sabía en qué momento nació ese sentimiento, y no deseaba vivir sin él, que llenaba sus días de colores. Ante aquella confesión, ese hombre se quedó enmudecido casi toda la noche, rompiendo el silencio en la madrugada. Le confesó que también la quería, aunque su vida estuviese llena de tormentas y taciturnos días, que sería incapaz de condenarla a vivir a su lado.
Ella, que había permanecido en silencio ante esa confesión, le recordó que su amor era más fuerte que los obstáculos del camino. En verdad lo amaba tanto que estaba dispuesta a renunciar a una vida de académicos y pequeños lujos que la alejaban de él. Ese rockero que con canciones de los Babasónicos, la Renga y el indio Solari despertaba los más puros sentimientos que creyó haber perdido con la muerte de Esteban. El argentino más dulce que había conocido, y con el que varias veces proyectó el sueño de ser madre, una vejez y una vida juntos. Todo ese sueño se rompió esa mañana en que ese imprudente conductor cerró sus ojos, y la sumió en una profundad tristeza.
Tristeza que culminó con la presencia del rockero, que la llenaba de vida y tanto amor. Ese que se manifestó esa madrugada, que después de aquella confesión la llenó de algunos besos dulces y otros apasionados. Desabrochó su blusa celeste y descubrió que sus pechos no eran los de una modelo de pasarela, pero sí los más hermosos que había besado. Su vientre era de seda, y su boca danzó una y otra vez sobre él. Era la primera vez que por su memoria pasaba la posibilidad de que unas semillas del amor vivieran en él. Unos chiquillos que alegrarían sus días, entre melodías y sol. Y ante aquel pensamiento, ella abriría sus piernas como alas de mariposa al viento que juegan con las estrellas. Recibiendo a ese chupaflor que se anidaba en ese monte de Venus, que estaba en pleno invierno de la pasión.
Ante unos cuerpos que se bañaron en sudor, y no deseaban soltarse, ella había sido su mujer. La mujer quería acompañarlo por el resto de su vida, sin importar los días de invierno y verano, lo amaba y eso era suficiente. La primera noche era el inicio de una vida juntos entre arcoíris e inviernos, que habían decidido caminar bajo el compás de la luna.
Yessika María Rengifo Castillo
Escritora colombiana. Docente, licenciada en Humanidades y Lengua Castellana, especialista en Infancia, Cultura y Desarrollo, y magíster en Infancia y Cultura por la Universidad Distrital Francisco José De Caldas, Colombia. Desde niña ha sido una apasionada de los procesos de lecto-escritura, ha publicado en varias revistas. Ha participado en diferentes concursos nacionales e internacionales de cuentos y poesías. Autora del poemario Palabras en la distancia (2015), y de los libros El silencio y otras historias, y Luciana y algo más que contar, en ellibrototal.com. Ganadora del I Concurso Internacional Literario de Minipoemas Recuerda 2017 con la obra No te recuerdo, Amanda.